sábado, 29 de agosto de 2009

Ni Limitada ni Temporal

Uno de los motivos por los que George Bush padre perdió las elecciones frente a Bill Clinton en 1992 fue, probablemente, la subida de impuestos que llevó a cabo dos años después de que hubiese prometido durante la campaña electoral que nunca lo haría.

Es lógico y no cabe esperar otra cosa. El máximo mandatario de un Estado debe gozar de la confianza más o menos implícita de los ciudadanos; en caso contrario, el riesgo de que gobierne en contra de los deseos y de las necesidades de las personas –esto es, el riesgo de que se tiranice– se instala en la vida política. Estados Unidos, una democracia madurada, nunca perdonó a Bush padre que mintiera de manera tan descarada.

En España, sin embargo, estamos más o menos acostumbrados a que nos mientan con el orgullo de los pillos sin que nadie se sorprenda ni tenga intención de reaccionar. Bush padre tuvo al menos la prudencia de esperar dos años desde que prometió no subir impuestos hasta que se decidió a hacerlo. Zapatero apenas ha aguardado unos meses en anunciar subidas impositivas desde que juró que no lo haría: no sólo eleva, pues, el grado de burla contra los españoles, sino que, sobre todo, despeja cualquier duda sobre si nos mitió (es decir, de si era consciente en su momento de que no estaba diciendo la verdad).

Al fin y al cabo, sería explicable –aunque difícilmente justificable– que un político rompa un compromiso adquirido si las circunstancias varían de manera muy drástica. ¿Qué ha cambiado, no obstante, desde que Zapatero prometió que no se subirían otros impuestos? Realmente nada, si acaso –y según el propio Gobierno– desde entonces han comenzado a surgir brotes verdes que deberían haber mejorado las condiciones para no incrementarlos.

Por consiguiente, Zapatero ha vuelto a recurrir a la mentira, cada vez menos disimulada, como vehículo de la política económica: primero, aparentar que no pasa nada; luego, comenzar a lanzar globos sonda para preparar el terreno; y finalmente, devolver a los españoles a la cruda realidad como si nunca se hubiera salido de ella, pero dejando tras de sí el perfume del buenismo y el optimismo antropológico.

Pero si algo nos va a sacar de esta crisis no serán los deseos, sino las decisiones: especialmente las de las familias y empresarios, si es que no se ven entorpecidos por el Gobierno. Y lo cierto es que Zapatero lleva dos años de pasividad en el mejor de los casos –no ha resuelto ninguno de los grandes problemas que padece España y que agravan la crisis– y de alocada actividad en el peor –políticas de estímulo de gasto público que sólo han contribuido a incrementar la deuda pública. Esto es, por acción u omisión, el Gobierno del PSOE ha convertido una recesión, ya muy grave de por sí, en toda una depresión con pocos visos de mejorar.

El último clavo en el ataúd de nuestro aparato productivo viene con este anuncio de una subida "temporal y limitada" de impuestos; un matiz sin significado alguno (ya que una subida ilimitada y permamente sería equivalente a implantar el comunismo) pero que transmite una sensación de prudencia por parte del Ejecutivo.

Sin embargo, por muy limitada y temporal que se diga que va a ser, difícilmente un déficit público como el español, que teminará el año en torno al 10% del PIB, va a poder contrarrestarse con incrementos tributarios poco apreciables. Por ponerlo en perspectiva, un 10% del PIB son 100.000 millones de euros y la recaudación de IRPF en 2008 fue de 70.000 millones. Por consiguiente, necesitaríamos incrementar la recaudación del impuesto de la renta más de un 100% para eliminar nuestro galopante déficit público si es que el Gobierno no se decide a recortar drásticamente el gasto.

En definitiva, la hipócrita trayectoria de Zapatero, unida a la dramática realidad, bien parece sugerir que estamos ante un nuevo embuste socialista cuando se nos insinúa que el aumento de las cargas públicas no será muy sustancial. Pero entonces, si es verdad que finalmente Zapatero sólo incrementa los impuestos de manera moderada y no consigue equilibrar el presupuesto reduciendo el gasto, tengamos presente que el déficit público restante supondrá impuestos más elevados en el futuro, con lo que la subida tendría poco de temporal. En cualquier caso, pues, el presidente del Gobierno recurre a la mentira para esconderse de la realidad.

Quienes, por desgracia, no podremos refugiarnos de la cada vez mayor voracidad del Ejecutivo y de la crisis agravada por él seremos el resto de los españoles. Puede que el engaño suene como música celestial para muchos, pero tendrán que apechugar con las consecuencias de ese irracional apego a un mundo de fantasía.

Robo y Crimen para el 2010

El arte de gobernar generalmente consiste en despojar de la mayor cantidad posible de dinero a una clase de ciudadanos para transferirla a otra.
Voltaire (S. XVIII)

En épocas de crisis y en todos los tiempos y lugares siempre ocurre lo mismo; aumenta el crimen. No nos referimos a la pequeña delincuencia del carterista, estafador o timador. Hacemos referencia al crimen a gran escala, al que arrasa con grupos enteros de todas las creencias, clases y estilos de vida. El crimen que significa el Gobierno omnipotente con su espiral de robo masivo (impuestos) y su cruzada criminal contra la libertad individual.

Los socialistas ya han lanzado varios globos sonda y no saben cómo decirlo. Que si contienen el sueldo de los funcionarios, que si suben impuestos a los ricos, que ahorrarán más. No tenga duda, desde el inicio de la crisis que se ve venir. Con un déficit esperado del 10% para el año que viene, una deuda que no para y con un Gobierno que gasta el doble de lo que ingresa, la subida de impuestos directos, indirectos y a todos los estratos sociales es irremediable.

Los ricos ya están preparando las maletas, los autónomos ven venir una debacle, la gente corriente (incluso en palabras del propio Gobierno) está aterrada con el aumento del desempleo que se producirá en el último trimestre de año. Mientras algunos países dan señales de repunte económico, España se sume en un profundo agujero negro. La gente va menos de vacaciones, los autónomos y las empresas cierran, aprueban EREs como nunca –Nissan ya lo hizo en julio y ahora se plantea otro–, la gente está más tensa, nerviosa y preocupada que nunca. ¿Cómo ayuda el Gobierno a la situación? Aumentando impuestos y obligando a las empresas a cerrar con absurdas leyes (ecológicas, sobre el tabaco, con trámites burocráticos...). En el peor momento, los altos burócratas sacan la pistola al ciudadano y le dicen: "la bolsa o la vida. Es por tu bien insensato". El Estado, el único ladrón que se auto-legitima en lugar de avergonzarse de sus crímenes. El botín será para regalárselo a bancos, concesionarios, empresas del Plan E, lobbies y grupos de presión sociales, como sindicatos, actores y países donde gobiernan tiranos de todo tipo.

Cuando Blanco o Salgado dicen que todos nos hemos de apretar el cinturón, se refiere sólo a los españoles de la calle. Vean como "ahorra" e "invierte" el Gobierno. Van a gastarse cuatro millones de euros en un centro temático dedicado al lobo. Más de 67 millones de euros para hacer 58 películas (que probablemente no se lleguen ni a estrenar). 100 millones de euros (entre Portugal, España y la UE) para un centro de nanotecnología que, como siempre, no va a servir de nada ya que nace de la planificación central. Trece millones de euros para un aparcamiento en el Congreso. Cinco millones de euros para lanzar una cápsula a Marte –el típico gasto propagandístico que justifica dejar cada día a miles de personas en la calle. Un museo –al que no irá nadie, por eso lo hace el Gobierno– que nos costará dos millones de euros (la DGT con el pastón que se saca con sus radares también dará un millón de euros a una obra de teatro). 500 millones de euros para programas de nutrición infantil en el extranjero. Ahora los socialistas son más solidarios con los países foráneos que con aquel que le elige y paga sus caprichos. ¿Tenemos garantías que ese dinero tendrá el fin que el Gobierno dice en lugar de acabar en manos corruptos empresarios o políticos? Este dinero iría muy bien a los 500 autónomos que cierran al día. Trabajo, sin fondos para el subsidio de desempleo, gastará más de medio millón en una sola conferencia. Sin nombrar los 15.000 euros mensuales de la "progre" Leire Pajín.

Es curioso fijarse como desde la época de Voltaire –la cita que abre el artículo– las cosas no han cambiado. El Gobierno aplica la extorsión sobre unos –la mayoría– para quedárselo en mutuo beneficio y repartir el resto del botín saqueado entre sus camaradas.

El peligro adicional de este camino, el del Gobierno saqueador y omnipotente, es que no sólo nos despoja de nuestro dinero y trabajo, sino también de nuestra libertad, voluntad y capacidad de elección. Negar la libertad, es un crimen también. Con la nueva ley del tabaco cerrarán 5.000 bares (algo similar ha ocurrido en Reino Unido ya). No sólo es economía, nos dicen qué hemos de hacer en todo. Somos niños para ellos. El rebaño. Sus esclavos. Lo que nos deja perplejos es ver cómo aquellos que se dedican al negocio más antimoral, degenerado y partidista, la política, nos dan lecciones de "civismo" y comportamiento mediante el uso de la fuerza, de la ley. También de economía aún cuando la mayoría de los alcaldes y concejales de España no tienen ni la EGB. Estamos siendo gobernados por los tontos de la clase.

Las crisis son periodos donde la guerra del hombre libre contra el Estado se recrudece. El s. XX ha sido una muestra espantosa de esta lucha. Recordemos al gran Henry D. Thoreau: "La desobediencia es la auténtica fundadora de la libertad. Los complacientes merecen ser esclavos". Recuérdela bien y reflexione sobre ella para no arrepentirse después. Ya empieza a ser demasiado tarde para una reacción.

jueves, 27 de agosto de 2009

Cataluña y Madrid : No es Coincidencia...

El régimen de las autonomías español, con todos los problemas e inconvenientes que pueda tener, sirve al menos de campo de pruebas económico para ver qué sistemas y regulaciones funcionan y cuáles no; qué modelos sociales permiten generar riqueza de manera sostenible a largo plazo y cuáles tienden a destruirla y a sepultarla.

La cuestión tiene su importancia, ya que puede servir de ejemplo para que los ciudadanos sin una clara inclinación ideológica y que están más bien preocupados por mejorar su nivel de vida, voten a aquellos políticos que les ofrezcan reformas en el sentido adecuado. Un asunto que si ya resulta fundamental en condiciones normales, en medio de la crisis más severa desde la década de los 30 puede marcar la diferencia entre el bienestar y la pobreza para muchas familias españolas.

Pues bien, atendiendo a los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), el modelo económico más abierto y más orientado hacia el liberalismo de entre las distintas comunidades españolas, el de la Comunidad de Madrid, es el que menos empleo destruye frente a uno de los modelos más cerrados e intervencionistas de España, el de Cataluña, que es el que más puestos de trabajo pierde.

Desde luego no se trata de una casualidad. La ciencia económica desde Adam Smith –e incluso antes, con nuestra Escuela de Salamanca– ya era consciente de que las sociedades más libres y abiertas son las que más riqueza y prosperidad crean. En este sentido, no es sorprendente que Madrid –por mucho que les moleste a los sindicatos, partidarios de una intensa regulación de la vida de las familias y de las empresas– sea una de las que mejor paradas salga en las estadísticas laborales y Cataluña una de las peores.

Y es que si, por ejemplo, acudimos al Índice de Libertad Económica en las Comunidades Autónomas, elaborado por la Universidad Complutense de Madrid bajo la dirección del profesor Francisco Cabrillo, podremos comprobar que Madrid es la región española con una menor incidencia de las regulaciones administrativas, mientras que Cataluña es una de las que más las padecen; conclusiones análogas a las que podríamos extraer si miráramos el índice de dimensión del sector público donde, de nuevo, la de Madrid aparece como la comunidad más austera de España.

Sin embargo, cometeríamos un error si creyéramos que los obstáculos económicos y sociales explícitos a la movibilidad de personas y capitales que observamos en Cataluña y en Madrid son los únicos relevantes a la hora de explicar sus diferencias. Cataluña lleva más de 30 años gobernada por un grupo de políticos nacionalistas de distintos partidos obsesionados por segregarse, diferenciarse y distanciarse del resto de los españoles; una casta política que mira al resto de regiones con desconfianza y desprecio, que trata de dificultar la convivencia y la libertad individual con todo tipo de artificiales barreras lingüísticas y culturales y que está convencida de que la causa de su estancamiento no es el progresivo deterioro de las libertades, sino una especie de conspiración española para atracar a Cataluña.

En cambio, en Madrid todas estas discusiones simplemente carecen de sentido. Sus políticos no han intentado cerrar la comunidad al resto de España y desde la llegada de Esperanza Aguirre, se han seguido un conjunto de políticas favorables a respetar la libertad de sus ciudadanos y de sus empresas.

Al final, los distintos modelos políticos marcan la diferencia en asuntos tan vitales como el nivel de desempleo. No es que éste sea el motivo esencial para preferir una sociedad más libre y menos intervenida como la madrileña frene a otra mucho más sometida al poder político como la catalana. Pero ya dijo Karl Popper que el hecho de que libertad y riqueza fueran de la mano era una muy feliz coincidencia.

Carod y los Lilas de Madrid

En ese pequeño teatro de guiñol en que ha devenido la política rebajada a espectáculo para el consumo de masas, a Carod Rovira le ha tocado interpretar el papel del hombre del saco, el del malo malísimo que se come crudos a los niños. Algo así como una variante mediterránea del Chupacabras llamada a servir de alcaloide a tanta reencarnación de Roberto Alcázar y Pedrín como prolifera en cierto periodismo patriotero de la Villa y Corte. Ése al que le duele España a la altura de la entrepierna si la Cataluña oficial se sueña soberana, pero que, al tiempo, contempla silente a Javier Arenas travestido de "realidad nacional andaluza", cuando no da en aplaudir eufórico viendo a Camps enfundado en su cláusula ídem. Curioso españolismo asimétrico que, por lo demás, a nadie aquí parece inquietar.

Así las cosas, con pulcra, meritoria profesionalidad, y escoltado para la ocasión por los hermanos Maragall –alucinado el uno, alucinante el otro–, Carod se ha prestado a representar de nuevo la comedia bufa que tiene por oficio. Pues, igual que los célebres desnudos de María José Cantudo durante la Transición, lo suyo lo exige el guión. De hecho, el hombre viene obligado a espantar con pautada periodicidad el gallinero hispano gracias a sus muy medidas atrocidades retóricas. Calculadas espoletas semánticas que, luego, ya en el fragor de réplicas, aspavientos y miasmas, harán pasar por procedentes las secuelas no menos macarras que nos tengan reservadas sus iguales del PSC, que es de lo que en verdad se trata.

Ésas son las reglas del juego, y como nunca faltará algún tonto en Madrid que envista furioso al primer trapo, ésas seguirán siendo mientras dure la broma. De ahí que, tras las últimas baladronadas de Carod & Cía, nadie haya reparado en el llamamiento expreso a la desobediencia institucional que ha protagonizado la portavoz socialista en el Parlament de Cataluña, cierta Carme Figueras. El uso preceptivo del catalán no será modificado "diga lo que diga" el Tribunal Constitucional, ha sentenciado por su cuenta y riesgo la interfecta. Precisa, expresa, clara amenaza de insubordinación golpista que ni Montilla, ni su segundo, Pepe Zaragoza, que por cierto resulta ser marido de la doña, han querido desautorizar. Es sabido: unos cardan la lana...

miércoles, 26 de agosto de 2009

Corbacho,Pepiño y Cia.

"La crisis actual tiene un primer origen indiscutible, que es la avaricia financiera", acaba de sentenciar Celestino Corbacho, el mismo Corbacho, a la sazón ex presidente de la Diputación de Barcelona, que colocó al célebre estoico Narcís Serra de supremo baranda en la hoy moribunda Caixa Catalunya. Ya tenemos aquí, pues, al Pancho Villa de Hospitalet que junto al Emiliano Zapata de Lugo, el inefable Blanco, meterá en vereda a los ricachones que esplotan a los humildes. Únicamente resta que aparezcan en escena Juan Guerra y El Patillas, y ya habremos completado el viaje de vuelta a la España de charanga populista y pandereta ágrafa del peor felipismo, cuando el trinque de Rumasa iba a ser p´al pueblo y la única política económica posible, aquélla que logró coronar un 23 por ciento de desempleo crónico.

Como entonces, también ahora la praxis socialista consiste en hacer justo lo contrario de cuanto se predica. Y si el PP no fuera un partido de señoritas, sólo presto a dar grititos de pánico cada vez que aparece un ratón en la lontananza, mantendría al Ejecutivo contra las cuerdas por la muy plebeya sumisión a la banca de Zapatero. Pues lo más obsceno del caso no es que el sector financiero ingrese 218 euros del Erario por cada euro que reciben los parados sin subsidio. Lo en verdad impúdico es que Corbacho, Pepiño & Cía, temibles bolcheviques de campo y playa, se hayan compinchado a fin de transferir esos ciento cuarenta mil millones a bancos y cajas de ahorros gratis et amore.

Gratis et amore. Algo inaudito que ni se le pasaría por la cabeza a la fracasada Merkel, una democristiana que no suelta un céntimo de los contribuyentes si no es a cambio de acciones, la correspondiente representación en los consejos de administración y estrictos límites a los sueldos de los directivos, amén de la prohibición de repartir dividendos. Al igual, por cierto, que han hecho en Holanda y el Reino Unido, países que tampoco están gobernados por partidos trotskistas precisamente. Al cabo, la embelesada solidaridad del PSOE con los multimillonarios sólo posee un equivalente en el mundo occidental: el Plan de Rescate de... Bush. Y los otros, temblando de miedo con los ratoncitos: "¡Ay, ay, ay, que nos acosan!".

lunes, 24 de agosto de 2009

El Fin del Estado.

En la mayor parte de los países europeos Carod Rovira carecería de representación parlamentaria. Aquí, con un puñado de votos, se ha convertido en el eje de la política de Cataluña y, por la necesidad zapatética de los escaños catalanes, en condicionante de la entera política española.

Las serpientes del rumor deslizan ya una actitud del Tribunal Constitucional hostil a algunos artículos claves del Estatuto que Zapatero concedió a los nacionalistas catalanes. Demostrando su profundo respeto por el Estado de Derecho, Carod Rovira se ha quitado la corona de espinas que le regaló Maragall y propugna una manifestación para coaccionar en la calle a los magistrados del Tribunal Constitucional. Además ha anunciado que si la sentencia del alto organismo judicial no responde a sus criterios, no la cumplirán.

Hasta aquí nos ha conducido la ligereza y las ocurrencias de José Luis Rodríguez Zapatero. Su socio en el tripartito catalán se permite desafiar públicamente al Estado de Derecho. El retraso, puramente político, en la decisión del Tribunal Constitucional, no ha hecho otra cosa que enturbiar la situación. Se puede dar la circunstancia de que algunos artículos del Estatuto que se consideren anticonstitucionales se han puesto ya en marcha.

El escándalo está servido. La crispación también. Ni el 5% de los catalanes, según una macroencuesta rigurosa, estaban interesados en la reforma del Estatuto. Después de dos años de parafernalia publicitaria ni el 50% acudió a las urnas. El asunto sólo interesaba a un sector de la clase política catalana que quiere mandar más. Y a Rodríguez Zapatero para conceder una merced y recibir a cambio el apoyo de los escaños nacionalistas.

Mitos y Demagogia Sobre la Sanidad Norteamericana.

En América hay 45 millones de personas sin seguro médico (el 15% de la población), un dato que los partidarios de una sanidad pública que garantice cobertura universal blanden incesantemente para atraer apoyos a su causa. Pero si sometemos a examen esa cifra, veremos como la situación es mucho menos grave de lo que parece.

  1. Una cuarta parte de los no-asegurados son inmigrantes sin nacionalidad americana. Los hispanos son los que están menos asegurados. Como dice Tyler Cowen, ofrecer sanidad pública a estos inmigrantes (muchos de ellos recientes) puede conducir a presiones fiscales para limitar la inmigración, lo que repercutiría negativamente en la salud de otros potenciales inmigrantes. La libertad de inmigración, que sin duda beneficia a los inmigrantes, no es totalmente compatible con la prestación de servicios públicos para todos. Por otro lado, muchos inmigrantes prefieren enviar remesas a sus familiares en el extranjero (con más problemas de salud) que contratar seguro médico.
  2. Una fracción importante de los no-asegurados solo carece de seguro una parte del año (mientras está sin trabajo). De acuerdo con la CBO, los que carecen de seguro durante todo el año son entre 21 y 31 millones.
  3. 15 millones de no-asegurados tienen ingresos superiores a 50.000 dólares al año, lo que significa que pueden contratar perfectamente un seguro médico pero no lo hacen porque no quieren. El grupo de no-asegurados que más está creciendo en los últimos años tiene unos ingresos superiores a los 75.000 dólares.
  4. Solo hay 686.000 personas mayores de 65 años que no están cubiertas. 18 millones tienen entre 18 y 34 años, una edad en la que es poco probable enfermar y que explicaría por qué muchos de ellos eligen no contratar seguro médico.
  5. Numerosos no-asegurados son estudiantes universitarios que dependen de sus padres o están cubiertos por las pólizas de sus padres. Una estimación sugiere que uno de cada siete estudiantes universitarios carece de seguro, pero cuesta creer que no cuentan con otros recursos.
  6. Un 25% de los 45 millones puede acceder a los programas estatales existentes como Medicaid o el State Children's Health Insurance Plan, pero no se ha suscrito.
  7. Los que no están asegurados durante todo el año también reciben abundantes servicios médicos. En concreto reciben la mitad de atención sanitaria en valor monetario que los que sí están asegurados (en 2001 las personas no-aseguradas recibieron 35 billones de dólares en tratamientos médicos). Como alternativa última siempre pueden acudir a una sala de emergencia y pedir asistencia (contra el mito de que en Estados Unidos te dejan morir a la puerta de un hospital si no tienes seguro).

La Mentira,un Arma de Destrucción Masiva

Mentiría si dijera que me sorprenden las mentiras que invaden nuestro mundo como un veneno letal para la democracia y la decencia pública. La mentira, como una de las plagas de Egipto, se extiende como aquel humo maligno de Cecil B. de Mille sobre todos los hogares del planeta. Pero, como vivimos en España, ciñámonos a lo que conocemos más y mejor. Desde luego, no podemos olvidarnos de aquella gigantesca mentira aplaudida como "gol" por todo el mundo y que no fue más que "la mano" clamorosa de Maradona en un Mundial cuya fecha no quiero recordar y no recuerdo.

Decía Ortega que la política es el imperio de la mentira. Ya, pero no es un imperio exclusivo de la política. En el deporte se ha impuesto la mentira. En Eurovisión se ha impuesto la mentira y cuando algunos, pobres, la han dicho, ha caído sobre ellos el hacha del nacionalismo barato, presente hasta en las partituras. En la pintura, la mentira existe desde hace siglos, pero ver cómo proliferan lo que en vez de arte no son más que baratijas de jóvenes arribistas, da miedo. En las escuelas, gracias a internet, aparecen nuevos intelectuales amamantados en Wikipedia o en otras ubres supletorias del esfuerzo, la comprensión intelectual y la honestidad. Los periodistas se copian unos a otros como si fuera un mandato bienaventurado del sermón de un profeta sin citar fuentes ni procedencia alguna. Ni de los autores literarios con negros ni de los periodistas que encargan conferencias a otros periodistas y luego ni les pagan. Que los hay. Doy fe.


Es humano mentir. Tal vez sea lo más humano. Que yo sepa ningún animal es capaz de decir mentiras, de actuar falsamente con el propósito de engañar a alguien. Sólo podemos hacerlo quienes por encima del instinto calculamos las consecuencias de los actos, de los propios y de los ajenos. Si un toro fuera capaz de mentir, no habría torero vivo sobre la tierra porque el engaño pasaría a manos del bruto. La muleta escondería la intención asesina del morlaco que embestiría aparentemente al trapo, mintiendo al diestro, al que clavaría sus puñales en el momento preciso.

Dado que hemos pasado de tener diez mandamientos, más o menos aceptados por casi todos, a no tener ninguno en común y seguramente ni uno tampoco en privado, lo de la mentira es ya una nimia tontería. Más serio será el crimen que vendrá. Pero aún así, cuando es clamorosa, exultante, brutal y evidente la mentira aún escandaliza la delicada ingenuidad que nos queda. A algunos, claro, que a otros les da igual ocho que ochenta y son capaces de mentir mirándote a los ojos con una sinceridad que asusta.

No me refiero ahora a la mentirijilla de Chaves, qué arte, que nos quiere hacer creer que no sabía donde trabajaba su hija por lo que no podía saber que estaba en Minas de Aguas Teñidas, SAU y por lo tanto no sabía que subvencionaba a la empresa de su hija. Más que patética, esta trola es incluso tierna. Tampoco me voy a referir a esa sarta de falsedades que día tras días nos inyecta Zapatero en vena como un antídoto urgente contra la ciudadanía que dice defender.

Me quiero referir a una mentira gorda, a un cuento chino, a una patraña gigantesca que afecta especialmente a mis paisanos andaluces, los más sensibles de España a las agresiones supuestas al medio ambiente. Me refiero a la engañifa asquerosa de Greenpeace sobre el deshielo del Ártico. Y es que llega el mandamás ejecutivo de la ONG que recibe más dinero del mundo, no sabemos si como donativo o como impuesto para dejar en paz a sus contribuyentes, Gerd Leipold, y nos espeta en la misma cara que "no cree" que el hielo del Ártico esté completamente derretido en el año 2030 y que se ha debido producir "algún error".

Pero, por los clavos de Cristo, ¿qué es esto? ¿Es que puede acojonarse a medio planeta con los efectos de una ola derivada de tal deshielo y luego resultar que es mentira? ¿Y cuántas mentiras más habremos de soportar de estos vivales? ¿Recuerdan a anteriores dirigentes de Greenpeace, Bjorn Lomborg por ejemplo, renunciando a sus creencias por ser falsas, impropias y mendaces? ¿Estará ocurriendo lo mismo con la energía nuclear, con el calentamiento global, con los transgénicos?

La democracia es imposible sin la verdad, sin la veracidad que respeta profundamente el carácter sagrado de la libertad de los ciudadanos y que, para que decidan seriamente, le proporcionan la verdad, informaciones veraces y ciertas. Lo demás es dictadura. La mentira es dictadura. Pero nadie dimite cuando miente. A nadie se le retiran los fondos públicos cuando se conoce y se reconoce que ha mentido. A ningún mentiroso se le castiga por su felonía. Va haciendo falta una Fundación o algo así para defensa de la verdad que invierta el sentido de la larga y estupenda marcha de la mentira en el mundo y en España, proscriba públicamente a los mentirosos donde se encuentren y allane el camino para la recuperación del prestigio de la verdad.

¿Que es imposible? Pues no veo por qué. La mentira, como dice una pancarta, también es un arma de destrucción masiva. En efecto, la peor.

jueves, 20 de agosto de 2009

La Lucha Contra la Riqueza.

Dice el economista Xavier Sala-i-Martin que las crisis económicas son como los accidentes de avión. Suceden por una convergencia de fallos que provocan que el avión, o sea el PIB, caiga a plomo. Después se examinan las cajas negras de la economía y se abre investigación sobre si el piloto bursátil volaba bebido. Se invierte mucho esfuerzo en detectar las causas del siniestro y en garantizar que no vuelva a suceder, que el sistema financiero no vuelva a estrellarse. Pero da igual, porque las crisis económicas siempre vuelven. Y las causas de la avería nunca son las mismas.

Sin embargo, siempre hay quien aprovecha las crisis para alimentar la vieja ideología del rencor hacia los mismos. Abrió fuego Rodríguez Zapatero: la causa de la recesión no han sido los bancos centrales, ni la intervención política en los sectores energético e inmobiliario. Ha sido la "codicia" de Wall Street. Está claro, los culpables han sido los ricos. Los de siempre.

La persecución a los ricos, a los emprendedores y a aquellos que pueden proporcionar empleos y generar riqueza es una constante de todas las épocas. Es anterior a Marx, aunque éste fue quien mejor supo encauzarla. Ya los nobles de la España medieval, por lo general guerreros sin cultura ni preparación, instruían a las masas en el odio a los judíos. No sólo eran perversos prestamistas, sino que eran tan influyentes en la corte que suponían una seria amenaza profesional para el privilegiado estamento nobiliario.

De igual manera, hoy en día la unión entre el socialismo más populista, el sindicalismo más conservador y el nacionalismo más proteccionista ha procurado ir tiñendo de sospecha a todo aquello que suene a riqueza. Estos propulsores del pensamiento único han ido conformando una lista de palabras proscritas, en la que "empresario" hiede a delincuencia, y "beneficios", a robo a mano armada. No hay presunción de inocencia para aquellos que se "lucran" y "enriquecen", pues no hacen otra cosa que quitarles a los pobres lo que les pertenece.

Es cierto que en algunas sociedades el enriquecimiento tiende a ser provocado por la corrupción y la delincuencia. Pasa, por ejemplo, en lugares en los que prosperan complejos entramados de tráfico de droga, en los que violentas mafias operan a la sombra de la ley aprovechando, en muchas ocasiones, la corrupción policial. Pero, en cualquier sociedad, cuanto mayor sea la libertad para contratar y la protección de la propiedad privada, mayor será la legitimidad de su enriquecimiento. Los individuos estarán decidiendo libremente a quien entregan su dinero. Elegirán, si de ellos depende, a aquellos que les presten un mejor servicio o les ofrezcan mejores productos. Y esto es lo que el célebre club del pensamiento único quiere evitar a toda costa.

La ideología de lo políticamente correcto, presente en todos los partidos, siempre ha presumido de "luchar contra la pobreza". Pero sus actos suelen dirigirse en sentido contrario. Se puede comprobar en una grave situación de crisis económica como la actual, en la que el Gobierno prefiere no acometer las reformas necesarias aunque ello suponga que haya más personas en el desempleo que en cualquier otro país desarrollado del mundo.

Los ejemplos de cómo no se ha permitido que los pobres prosperen en nombre de la "lucha contra la pobreza" son múltiples y variados. Pueden verse en las barreras arancelarias que se levantan ante la posibilidad de que mozambiqueños vendan sus cereales y los turcos sus avellanas; o en su oposición a que industrias como la del automóvil empleen a asiáticos en lugar de a americanos para sus cadenas de montaje. El pensamiento único siempre ha pretendido señalar la riqueza como algo perverso y delictivo, cuando realmente es lo que debería buscarse para todo el mundo. Lo razonable es que los pobres pasen a ser ricos, y no que los ricos pasen a ser pobres.

La pobreza, por tanto, no se combate luchando contra la riqueza. No se ayuda al pobre destruyendo al empresario; o subiéndole los impuestos y aumentándole las trabas a quien genera empleo y riqueza. La prosperidad para los pobres se alcanza permitiendo que cada uno sea útil en lo que mejor sabe hacer. Y para ello son fundamentales dos cosas: el abandono de la lucha contra la riqueza; y que todos, ricos y pobres, disfruten de la mayor libertad posible.

Libertad Individual y Propiedad Privada.

Fumar es una práctica que indiscutiblemente tiene consecuencias no sólo sobre el fumador sino sobre quienes en su entorno respiran el humo que genera. Por consiguiente, es un asunto que posee el potencial para engendrar conflictos entre las personas: los fumadores se creerán en el derecho de fumar y los no fumadores en el de no padecer el humo.

Los socialistas e intervencionistas de todo pelaje consideran que siempre que exista o pueda existir un conflicto entre dos individuos, el Estado tiene que meter sus narices con algún tipo de regulación. En su opinión, los seres humanos son incapaces de dotarse de manera pacífica de reglas privadas que establezcan los términos de sus relaciones.

En España los conflictos que pudieran surgir en torno al tabaco se habían resuelto tradicionalmente mediante uno de los derechos centrales de todo sistema liberal que se precie, la propiedad privada. Era cada propietario quien decidía qué hacer en sus aposentos, esto es, si resultaba o no permisible fumar y en qué condiciones. Subsidiariamente solía entrar en juego esa institución social espontánea tan importante como son las "normas" de educación o de cortesía, esto es, si se pedía amablemente fumar o dejar de fumar solía atenderse a la petición.

El Gobierno socialista, sin embargo, empeñado en crear conflictos donde no los había con tal de extender su influencia y sus redes sobre la sociedad, aprobó en 2006 la famosa Ley Antitabaco donde se restringía el derecho de ciertos propietarios de "espacios públicos" –como los centros de trabajo– a decidir qué hacer con sus establecimientos. Sin embargo, las ansias moralizantes del PSOE –pese a la hipocresía que en esta materia exhiben muchos de sus dirigentes, empezando por el presidente del Gobierno– le han llevado a proponer durante esta semana un "endurecimiento" de la Ley Antitabaco, esto es, un recorte aún mayor de las libertades de los españoles.

El objetivo de la reforma será prohibir fumar en todos los "espacios públicos", incluidos aquellos que no se vieron necesariamente afectados por la ley de 2006, muy en especial bares y restaurantes de menos de 100 metros cuadrados a quienes se les permitió seguir eligiendo el régimen de su local.

El argumento utilizado para justificar la novación es que aún cuando tengan un propietario, bares, restaurentes y centros de trabajo son lugares "abiertos al público" donde, por consiguiente, parece que deben imperar uns normas también públicas.

Y es que, de momento, ni siquiera los socialistas ven conflicto alguno sobre cómo resolver el problema del tabaco dentro de los hogares de los españoles: es el propietario de cada casa quien establece si se puede fumar dentro de ella o no. Aquí parece claro que no es necesaria ninguna ley: si soy un no fumador al que le molesta el humo sobremanera, prohibiré que se fume dentro de mi vivienda y mis posibles invitados fumadores decidirán si semejante prohibición supone una carga tan insoporable como para declinar entrar en mi inmueble o, por el contrario, acatarán mis reglas aun a regañadientes.

Pero si el modo de solventar el problema resulta flagrante en el caso de espacios privados, ¿por qué no resulta igualmente claro en el supuesto de espacios privados que sean abiertos al público? Desde el momento en que nadie se ve obligado a entrar en un bar o en un restaurante, quien quiera acceder a estas propiedades privadas deberá, en todo momento, acatar las normas que se establezcan en ellas. Y de manera análoga, desde el momento en que un propietario no puede obligar a nadie a que entre en sus dominios, si pretende atraer a la clientela deberá ofrecerles unas condiciones (incluyendo un ambiente) agradables.

Es falso que el Gobierno esté protegiendo la libertad de los no fumadores con la ley, ya que su libertad no va más allá de decidir si entrar o no en determinados espacios privados pero abiertos al público. La libertad no consiste en que el resto de ciudadanos se sometan a mis normas en sus respectivas propiedades, sino en que cada individuo pueda gestionar su propiedad sin coacciones ni injerencias externas.

Que la mayoría de españoles sean no fumadores y pese a ello continúen acudiendo a locales que siguen permitiendo fumar no ilustra que los propietarios tengan una especie de poder monopolístico sobre sus vidas; más bien, indica que a los españoles no les importa el humo lo suficiente como para dejar de acudir a centros de ocio que consienten que se siga fumando.

No conviene olvidar que el humo que desprende una persona y que alcanza a otra supone un conflicto potencial análogo a los que podrían suponer los sonidos, los olores o los destellos de luz: son emisiones de una persona que alcanzan a otra. Con los mismos argumentos con los que se defiende la prohibición del tabaco en espacios privados pero abiertos al público se puede defender la prohibición de perfumes, melodías o sistemas de iluminación circunscritos al interior de esas propiedades. Si esto nos parece ridículo, también debería parecérnoslo la actual y la futura Ley Antitabaco y, si no lo hace, probablemente estemos camuflando un mal razonamiento con el deseo inconsciente de que se impongan a los demás nuestras preferencias.

El Gobierno socialista continúa con dando muestras de su pulsión intervencionista en todos los ámbitos. Una sociedad próspera y libre no puede renunciar a sus derechos y a sus responsabilidades delegándolos a la gestión pública. La mejor manera de resolver los conflictos sobre el tabaco es tal y como se venía haciendo antes de 2006; lo demás sólo nos conduce a una espiral estatista que lejos de mejorar la situación, la empeora.

sábado, 15 de agosto de 2009

Fontanería a Mano Armada.


Ningún ministro del Interior tiene responsabilidad alguna en cualquier atentado o campaña de ETA. Pero esto es tan cierto como que todos los ministros llegan al Ministerio con unas prioridades, unos objetivos y una idea de qué hacer al frente de la cartera, que se transmiten al día a día. Y en esto Rubalcaba no es una excepción. Como todos, llegó en 2006 al Ministerio por algo, para algo y con una agenda determinada.

Fue nombrado en 2006 ministro de Interior para velar por el proceso de negociación de Zapatero con ETA desde un área delicada. Antes ya le había servido fielmente en los tres días de marzo de 2004, pilotando la campaña de agit-prop entre el 11 y el 14. Como ministro, durante los pactos ZP-ETA, fue un fontanero de lujo en las filtraciones, comunicaciones y utilización de las fuerzas de seguridad para apuntalar los apaños con ETA. Los tristemente famosos "informes de verificación" son ejemplo de este proceder, que alcanzó cuotas escandalosas con la legalización de PCTV o ANV, y delictivas con el asunto del bar Faisán, aun pendiente de resolver.

Pero sería injusto reducir su gestión al frente de Interior al pacto con ETA. Hay otros aspectos. En primer lugar, la gestión en el Ministerio está siendo la más conflictiva que se recuerde en muchísimos años, con unas tensiones internas, laborales y profesionales inauditas. Rubalcaba ha reintroducido el mérito político e ideológico en las FCSE, relegando el mérito profesional. Se ha ganado la desconfianza de sindicatos de todo tipo y condición, en Guardia Civil y Policía Nacional. Con Rubalcaba, el Ministerio está patas arriba, entre miedos, envidias, desconfianza y autoritarismo. Es el primer ministro del Interior de los últimos años de los que los agentes desconfían abiertamente.

En cuanto a la política de seguridad, desde la llegada del PSOE al poder en 2004 la delincuencia en España ha ido subiendo progresivamente. Rubalcaba ha sido incapaz de frenar esta tendencia. No sólo eso, sino que ha protagonizado dos escándalos mayúsculos: el primero, el falseamiento y la manipulación de las cifras sobre seguridad para presentarlas como un logro personal, maniobra en la que fue descubierto in fraganti. Y en segundo lugar, las directrices de caza y captura de inmigrantes ilegales –la "Operación Cacería"– maniobra anticonstitucional y antihumanitaria.

En cuanto a la política antiterrorista a partir de 2007, su trabajo al frente del Ministerio se caracteriza por la falta total de iniciativa. No se ha avanzado en la investigación e ilegalización de las formaciones etarras en los ayuntamientos. No ha habido un impulso a los medios tecnológicos en la lucha contra la banda, tanto en información como en operatividad. Tampoco ha habido un esfuerzo en seguir reforzando la seguridad de las instalaciones objetivo de la banda. A nivel internacional no ha habido ningún impulso en materia de acuerdos para la localización, detención y extradición de etarras. Tampoco se ha apoyado la acción de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con reformas legislativas. Ninguno de los elementos con los que cuentan Guardia Civil y Policía Nacional para la lucha contra ETA ha sido aportado por Rubalcaba, que se limita a cumplir a desgana lo heredado en 2004 del Partido Popular.

Objetiva y desapasionadamente, no cabe duda: el ministro del Interior no realiza bien su trabajo. De hecho, cada vez que ETA atenta, tarda en reaccionar, se esconde varias horas. Le cuesta dar la cara. Esto contrasta con las actividades bastardas relacionadas con filtraciones, detenciones ilegales, escuchas o escándalos policiales, donde es ágil y eficaz. Los escándalos en los que se ve envuelto su Ministerio en Madrid, Valencia y Baleares muestran lo que queremos decir: iniciativa, rapidez, habilidad. Justo lo que le falta ante ETA. Rubalcaba no es un ministro de Interior, es un fontanero de lujo de Zapatero al frente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que es algo distinto. Ahí están sus objetivos, sus preocupaciones y sus intereses.

Esto se ha puesto de manifiesto dramáticamente en Baleares. Mientras Rubalcaba balbuceaba en relación con ETA cosas como que "está más débil que nunca" o que los terroristas "pueden seguir aquí o haberse ido", la banda hacía explotar más bombas en la isla. Se ha mostrado torpe y lento en reaccionar. Lo cual pasaría desapercibido si no fuese porque casi al mismo tiempo, el ministerio montaba un show con los políticos del PP, esposados y paseados como animales de feria. Si en una parte de las islas los etarras burlaban a Rubalcaba, en la otra el ministro sacaba pecho mediático deteniendo a dos cargos populares. Para explicar esto sí estuvo raudo y eficaz, y se mostró tan habilidoso como en la noche del 13-M o como cuando amenaza a policías y guardias civiles.

Desgraciadamente, la derrota fulminante y total de ETA no está entre las prioridades de Rubalcaba, que está más ocupado en otras cosas. Pocas veces se han visto más a las claras sus carencias, puntos fuertes e intereses que en las últimas semanas en Baleares, donde se ha visto que a España le falta un ministro del Interior y le sobra un fontanero al frente de la Policía y la Guardia Civil.

Cuernos Imperiales.

En el Grupo Prisa andan bastante preocupados con los "usos autoritarios e intervencionistas" de Zapatero. No porque consideren esas actitudes incompatibles con una democracia liberal, claro, sino porque, en este caso y por primera vez en la historia de España, el beneficiario no es el grupo mediático fundado por don Jesús de Polanco (¡Presente!).

El diario El País, que tradicionalmente opina sobre los asuntos importantes con dos días de retraso (los progres son venenosos pero algo lentos), ha reaccionado en este caso con asombrosa celeridad para recetarle a ZP un par de páginas en todo el morrillo y un editorial hasta la bola, adornado con un hueco preferente en la misma portada para que no se diga. La sospecha de que los "brujos visitadores" estaban operando por debajo de la mesa durante las negociaciones para unir las dos plataformas de referencia de la izquierda mediática se convirtió en certeza tras este último consejo de ministros con la concesión de un canal de TDT de pago a Mediapro, y eso es algo que Prisa no puede tolerar bajo ningún concepto aunque sólo sea para honrar la memoria de su fundador.

Tras la concesión de Zapatero de un canal de TDT de pago a Roures y Milikito, el diario de Prisa habla de una decisión "escandalosa y abusiva" para "satisfacer los intereses de un grupo de amigos", que, curiosamente, es lo mismo que pensamos muchos millones de españoles cuando Felipe González concedió a Prisa un canal analógico de pago, suceso inédito en toda Europa hasta ese momento. En aquél momento, El País no consideró la decisión del Gobierno felipista ni "abusiva" ni "atropellada" como hace ahora con Zapatero, sino por el contrario todo un acierto que ampliaba el derecho a la información de los ciudadanos. La coherencia está bien hasta que a uno le tocan el bolsillo, y no hay nadie más celoso de sus intereses económicos que un empresario de izquierdas.

Con todo, lo más divertido de todo este asunto es el motivo aducido por la vicepresidenta para haber concedido a Roures un canalito de pago justo antes del comienzo de la liga, de forma que pueda explotar el fútbol a la carta ya desde el primer partido. Según "la represaliá", es una medida más entre las muchas puestas en marcha por el Gobierno para luchar contra la crisis económica que nos azota a causa de Bush, Aznar y el neoliberalismo salvaje.

Desde luego, los amigos de Zapatero van a poder capear las actuales "dificultades transitorias" (Solbes dixit) de una forma ligeramente más confortable que los prisaicos, a los que han arrebatado el monopolio del fútbol de pago. Esto nos sitúa ante un panorama muy divertido en el que veremos al buque insignia de la izquierda mediática atizar a Zapatero una y otra vez hasta que rectifique o proporcione a Prisa una compensación suficiente. Con un poco de suerte es posible que incluso El País comience a editorializar la actualidad sin dejar pasar las preceptivas cuarenta y ocho horas marca de la casa. Si es que el grupo no quiebra antes, claro, terrible pérdida de la que los españoles de bien no nos recuperaríamos en muchos años.

Zapachavismo.

Siempre he sospechado que el decidido apoyo del Gobierno Zapatero a la revolución bolivariana de Hugo Chávez en Iberoamérica, venta de armas incluida, estaba motivada por una afinidad ideológica de fondo. Esa identidad se pone cada vez más de manifiesto en la regresión democrática que ambos dirigentes están protagonizando en sus respectivos países. Es verdad que hay diferencias sustanciales en las formas, mucho más burdas en el caso de Chávez, pero en el fondo ambos dignatarios parecen buscar un mismo objetivo político: la perpetuación en el poder y un control absoluto de sus sociedades.

La primera característica común es la persecución sistemática de la oposición democrática en ambos países. Para ello ambos dirigentes no tienen escrúpulo alguno en utilizar los instrumentos del Estado a favor de sus intereses partidistas. Hay sin duda una diferencia de grado, pero el Gobierno español tampoco duda en detener a militantes de la oposición por el mero hecho de serlo, en dar instrucciones públicamente a la fiscalía para que actúe contra el Partido Popular, organizar contubernios cinegéticos con jueces, fiscales y policías para planificar el acoso a la oposición, alentar el linchamiento mediático de sus adversarios mediante filtraciones interesadas de diligencias policiales y sumarios judiciales, organizar safaris fotográficos con los detenidos de la oposición o criminalizar a los líderes del PP a través de blogs de dirigentes socialistas en los que comparan al líder de la oposición con un mafioso italiano o caracterizan a un presidente autonómico con unos grilletes. El acoso a la oposición democrática española es sin duda más sutil que en Venezuela, pero en cierto modo puede ser incluso más efectivo políticamente.

Un segundo elemento es la voluntad común de control absoluto de los medios de comunicación, a través del ejercicio de la censura en el caso de Chávez, a través de constantes interferencias en las empresas del sector en el caso de Zapatero. El último ejemplo lo tenemos en la regulación por urgencia, en pleno mes de agosto, de la televisión digital terrestre de pago en un claro favoritismo hacia una empresa frente a otras. Por fortuna, en España siguen existiendo numerosos medios independientes, pero la voluntad manifiesta del Gobierno es la de un creciente intervencionismo y control de los medios de comunicación.

También en política económica encontramos un paralelismo en ambos gobiernos. Así, la política de un gasto público debocado, la utilización de dinero público para fomentar el clientelismo político y un creciente intervencionismo del Gobierno en la economía son señas de identidad comunes del nuevo socialismo que comparten Zapatero y Chávez. Los ataques a la patronal, culpabilizando a la clase empresarial de los problemas económicos del país, son a su vez otra característica común.

En política exterior la presidencia de Obama en Estados Unidos ha atemperado en mayor medida el antiamericanismo de Zapatero que el más visceral de Hugo Chávez, pero el apoyo del socialismo español a la expansión de la revolución bolivariana ha quedado claramente de manifiesto en la crisis hondureña. Las críticas del ministro de Asuntos Exteriores español al acuerdo militar de Estados Unidos con Colombia es otro buen ejemplo de que la sintonía en política exterior sigue siendo amplia entre ambos Gobiernos, como también ocurre respecto a Cuba.

En definitiva, hay una progresiva identidad ideológica entre el nuevo socialismo de Chávez y el viejo socialismo español. Una identidad que supone un claro peligro para la democracia en ambos países y para la libertad en toda Iberoamérica. Tengo sin embargo plena confianza en que el profundo arraigo de las convicciones democráticas en la sociedad española y en la sociedad venezolana permita culminar el necesario cambio político antes de que sea demasiado tarde.

Oro y Libertad Económica.

Un antagonismo prácticamente histérico contra el patrón oro es un nexo que une a los estatistas de toda condición. Parecen apreciar -quizás más clara y profundamente que muchos defensores del laissez faire- que el oro y la libertad económica son inseparables, que el patrón oro es un instrumento del laissez faire, y que el uno implica y requiere al otro. Para entender la razón de este antagonismo, primero es necesario entender el papel específico que juega el oro en una sociedad libre.

El dinero es el común denominador de todas las transacciones económicas. Es ese bien que sirve como medio de intercambio, es universalmente aceptado por todos los participantes en una economía de intercambio como pago por los bienes y servicios, y por tanto, puede ser usado como referencia del valor de mercado y como depósito de valor, es decir, como medio de ahorro.

La existencia de tal bien es una precondición de una economía en la que existe división del trabajo. Si los hombres no dispusieran de algún bien de valor objetivo que fuera generalmente aceptado como dinero, tendrían que recurrir al primitivo trueque o ser forzados a vivir en granjas auto-suficientes y renunciar a las inestimables ventajas de la especialización. Si los hombres no tuvieran un medio para almacenar el valor, es decir, ahorrar, ni la planificación a largo plazo ni el intercambio serían posibles.

Qué medio de intercambio será aceptado por todos los participantes de una economía no es una cuestión que se determine arbitrariamente. Primero, el medio de intercambio debería ser duradero. En una sociedad primitiva de escasa riqueza, el trigo podría ser suficientemente duradero para servir como medio, debido a que todos los intercambios tendrían lugar solo durante e inmediatamente después de la cosecha, no dejando ningún excedente que almacenar.

Pero las consideraciones de depósito de valor son cada vez más importantes a medida que las sociedades son más ricas y civilizadas. En éstas, el medio de intercambio debe ser un bien duradero, normalmente un metal. Un metal es generalmente elegido porque es homogéneo y divisible: cada unidad es idéntica a la otra y puede ser mezclado o formado en cualquier cantidad. Las joyas preciosas, por ejemplo, no son ni homogéneas ni divisibles.

Más importante aún, el bien escogido como medio debe ser un bien de lujo. Los deseos humanos para los lujos son ilimitados y, por tanto, los bienes de lujo siempre son demandados y siempre serán aceptados. El trigo es un lujo en civilizaciones infra-alimentadas, pero no en una sociedad próspera. Los cigarrillos en condiciones normales no servirían como dinero, pero sí sirvieron en la Europa de después de la II Guerra Mundial donde eran considerados un lujo.

El término “bien de lujo” implica escasez y un alto valor unitario. El que tenga un alto valor unitario implica que ese bien es fácilmente transportable; por ejemplo, una onza de oro (alrededor de 28,35 gramos) vale como media tonelada de lingotes de hierro.

En las etapas iniciales de una economía monetaria en desarrollo, se podrían usar varios medios de intercambio, dado que una amplia variedad de bienes cumplirían las condiciones anteriores. Sin embargo, uno de los bienes desplazará gradualmente a los otros, siendo más ampliamente aceptado.

El concepto de dinero

Las preferencias acerca de qué mantener como depósito de valor, cambiarán hacia el bien más ampliamente aceptado, lo que a su vez, lo hará todavía más aceptado. El cambio es progresivo hasta que ese bien se convierta en el único medio de intercambio. El uso de un solo medio es altamente ventajoso, por las mismas razones por las que una economía monetaria es mejor que una economía de trueque: permite la posibilidad de intercambios a una escala incalculablemente superior.

Que el único dinero sea el oro, la plata, las conchas, el ganado o el tabaco es opcional, dependiendo del contexto y desarrollo de una economía determinada. De hecho, todos han sido empleados, en diferentes fechas, como medio de intercambio. Incluso en el presente siglo, dos bienes como el oro y la plata han sido usados como medio de intercambio a nivel internacional, convirtiéndose el oro en el predominante.

El oro, teniendo usos tanto artísticos como funcionales y siendo relativamente escaso, tiene ventajas significativas sobre todos los demás medios de intercambio. Desde principios de la Primera Guerra Mundial, ha sido prácticamente el único patrón de intercambio internacional. Si todos los bienes y servicios tuvieran que ser pagados en oro, grandes pagos serían difíciles de llevar a cabo y esto tendería a limitar el grado de división del trabajo y especialización de una sociedad.

Así, una extensión lógica de la creación de un medio de intercambio es el desarrollo de un sistema bancario y de instrumentos de crédito (billetes de banco y depósitos) que actúen como sustituto del oro, siendo convertibles al metal amarillo.

Un sistema bancario libre basado en el oro es capaz de conceder crédito y así crear billetes de banco (moneda) y depósitos, según las necesidades productivas de la economía. Los propietarios individuales de oro son inducidos, por los pagos de interés, a depositar su oro en un banco (contra el que pueden girar cheques).

Pero dado que es muy raro que se dé el caso de que todos los depositantes quieran sacar todo su oro al mismo tiempo, el banquero necesita guardar solo una fracción del total de los depósitos en oro como reservas. Esto permite al banquero prestar más de la cantidad de sus depósitos de oro (lo que significa que no tiene oro como garantía de sus depósitos, sino derechos de cobro de oro). Pero la cantidad de préstamos que el banquero se pueda permitir conceder no es arbitraria: tiene que evaluarla en relación a sus reservas y a la situación de sus inversiones.

El sistema crediticio

Cuando los bancos prestan dinero para financiar proyectos productivos y rentables, los préstamos son pagados rápidamente y el crédito bancario continúa estando disponible. Pero cuando estos negocios empresariales financiados por el crédito bancario son menos rentables y les cuesta saldar las deudas, los banqueros pronto se dan cuenta de que sus préstamos pendientes de pago son excesivos en relación a sus reservas de oro, y empiezan a reducir los nuevos préstamos, normalmente exigiendo tasas de interés más altas.

Esto tiende a restringir la financiación de nuevos proyectos y requiere que los prestatarios actuales mejoren su rentabilidad antes de que puedan obtener crédito para nuevas expansiones. Así, bajo el patrón oro, un sistema bancario libre se erige como el protector de la estabilidad de la economía y el crecimiento equilibrado.

Cuando el oro es aceptado como medio de intercambio por la mayoría o todas las naciones, un patrón oro internacional libre y sin restricciones sirve para impulsar una división del trabajo a escala mundial y promueve la máxima extensión del comercio internacional.

Aunque las unidades de intercambio (el dólar, la libra, el franco, etc.) difieran de país a país, cuando todas están definidas en términos de oro, las economías de diferentes países actúan como una -siempre y cuando no existan restricciones sobre el comercio o el movimiento de capitales-.

El crédito, los tipos de interés, y los precios tienden a seguir patrones similares en todos los países. Por ejemplo, si los bancos de un país conceden créditos demasiado alegremente, los tipos de interés en ese país tenderán a caer, induciendo a los depositantes a que cambien su oro a bancos de otros países que paguen mayor interés. Esto generará inmediatamente una escasez de reservas bancarias en el país del “dinero fácil”, provocando condiciones crediticias más estrictas y una vuelta a tasas de interés competitivas más altas.

Un sistema bancario totalmente libre y un patrón oro totalmente coherente no se han alcanzado todavía. Pero antes de la Primera Guerra Mundial, el sistema bancario en los Estados Unidos (y en la mayoría del mundo) estaba basado en el oro y aunque los gobiernos intervenían ocasionalmente, la banca estaba más libre que controlada.

Periódicamente, como resultado de expansiones de crédito demasiado rápidas, los bancos alcanzaban el límite de préstamos de sus reservas de oro, los tipos de interés subían abruptamente, el nuevo crédito se cortaba, y la economía entraba en una recesión brusca pero corta. (Comparadas con las depresiones de 1920 y 1932, las contracciones anteriores a la Primera Guerra Mundial fueron realmente suaves).

Expansión crediticia

La limitación de las reservas de oro era lo que ponía freno a las expansiones insostenibles en la actividad empresarial, antes de que pudieran convertirse en el tipo de desastre que suponen las posteriores a la Primera Guerra Mundial. Los periodos de reajuste eran cortos y las economías rápidamente reestablecían una base sólida para reanudar la expansión.

Pero el proceso de cura fue erróneamente diagnosticado como la enfermedad: si la escasez de reservas bancarias estaba causando una contracción económica -argüían los intervencionistas económicos- ¡por qué no encontrar una manera de proporcionar crecientes reservas a los bancos para que nunca se queden cortos! Si los bancos pueden continuar prestando dinero indefinidamente -se decía- nunca tendrá que haber recesiones en la actividad empresarial. Y así es como se creó el Sistema de la Reserva Federal en 1913.

El origen de la Reserva Federal de EEUU

Consistía en doce bancos regionales de la Reserva Federal, nominalmente poseídos por banqueros privados, pero en realidad patrocinados, controlados y apoyados por el gobierno. El crédito concedido por estos bancos es en la práctica (aunque no legalmente) respaldado por el poder impositivo del gobierno federal.

Técnicamente, permanecimos en el patrón oro; los individuos todavía eran libres de poseer oro, y éste seguía siendo usado como reservas bancarias. Pero ahora, además del oro, el crédito extendido por los bancos de la Reserva Federal (“reservas de papel moneda”) podía servir como curso legal para pagar a los depositantes.

Cuando la economía de Estados Unidos sufrió una suave contracción en 1927, la Reserva Federal creó más reservas de papel moneda, con la esperanza de prevenir cualquier posible escasez de reservas en los bancos. Más desastroso, sin embargo, fue el intento de la Reserva Federal de ayudar a Gran Bretaña, quien había estado perdiendo oro en favor de EE.UU. debido a que el Banco de Inglaterra se negó a permitir que los tipos de interés subieran cuando las fuerzas del mercado se lo dictaban (era políticamente difícil de digerir).

El razonamiento de las autoridades involucradas fue como sigue: si la Reserva Federal inyectara gran cantidad de reservas de papel en los bancos americanos, los tipos de interés en Estados Unidos caerían a un nivel comparable con los de Gran Bretaña; esto serviría para parar la pérdida de oro de Gran Bretaña y evitar el bochorno político de tener que subir los tipos de interés.

Los efectos de la intervención monetaria

Las acciones de la FED surtieron efecto; pararon la pérdida de oro, pero en el intento casi destruyeron las economías del mundo. El excesivo crédito que la Fed inyectó en la economía se desbordó en el mercado de valores -provocando un fantástico boom especulativo-.

Más tarde, los oficiales de la Reserva Federal intentaron absorber el exceso de reservas y finalmente tuvieron éxito en frenar el boom. Pero ya era demasiado tarde: antes de 1929 los desequilibrios especulativos habían llegado a ser tan extremos que el intento produjo una brusca reducción y consiguiente desaliento de la confianza empresarial.

Como resultado, la economía americana colapsó. A Gran Bretaña le fue incluso peor, y en vez de asimilar todas las consecuencias de su anterior locura, abandonó el patrón oro completamente en 1931, partiendo en dos lo que quedaba del tejido de confianza e induciendo una serie de quiebras a nivel mundial. Las economías del mundo se sumieron en la Gran Depresión de los años 30.

Con una lógica que recuerda a la generación anterior, los estatistas arguyeron que el patrón oro era el principal culpable de la debacle crediticia que llevó a la Gran Depresión. Si el patrón oro no hubiera existido, sostenían, el abandono de Gran Bretaña de los pagos en oro en 1931 no habría causado la quiebra de bancos por todo el mundo. (La ironía fue que desde 1913 no habíamos estado en un patrón oro, sino en lo que se podría llamar un “patrón oro mixto”; con todo es el oro el que se llevó la culpa).

La Gran Depresión

Pero la oposición al patrón oro en cualquier forma -por parte de un creciente número de defensores del estado del bienestar- era provocada por una idea mucho más sutil: la comprensión de que el patrón oro es incompatible con el gasto deficitario crónico (la nota distintiva del estado del bienestar).

Despojado de su jerga académica, el estado del bienestar no es nada más que un mecanismo por el que los gobiernos confiscan la riqueza de los miembros productivos de una sociedad para apoyar una amplia variedad de esquemas de prestaciones sociales. Una parte sustancial de esta confiscación se efectúa mediante los impuestos.

Pero los estatistas defensores de este sistema reconocieron rápidamente que si deseaban retener el poder político, la cantidad de impuestos tenía que estar limitada y que debían acudir a programas de gasto público deficitario masivos. Es decir, tenían que pedir prestado dinero, mediante la emisión de bonos del gobierno, para financiar los gastos en prestaciones sociales a gran escala.

Bajo el patrón oro, la cantidad de crédito que puede financiar una economía está determinada por los activos tangibles de la misma, ya que cada instrumento de crédito es en última instancia un derecho de cobro sobre un activo real. Sin embargo, la deuda pública no está respaldada con riqueza real, sino tan sólo con la promesa del gobierno de pagarla con lo obtenido de impuestos futuros y por tanto su absorción por los mercados financieros se hace problemática si su cantidad empieza a ser apreciable.

Un gran volumen de nuevos bonos solo se puede vender al público a tasas de interés crecientemente altas. Así, el déficit público bajo un patrón está estrictamente limitado. El abandono del patrón oro hizo posible que los estatistas utilizaran el sistema bancario como instrumento para una expansión ilimitada del crédito.

Ellos han creado reservas de papel moneda en forma de bonos gubernamentales que -a través de una serie de complejas etapas- los bancos aceptan en lugar de activos tangibles, y los tratan como si fueran un depósito real, es decir, como el equivalente a lo que antes era un depósito de oro.

Un límite al intervencionismo económico

El tenedor de un bono del gobierno o de un depósito de banco creado con reservas de papel, piensa que tiene un derecho válido sobre un activo real. Pero el hecho es que ahora hay más derechos de cobro pendientes de pago que activos reales. No se debe ir en contra de la ley de la oferta y la demanda.

A medida que la oferta de dinero (de derechos de cobro) aumenta en relación con la oferta de activos tangibles de la economía, los precios deben subir eventualmente. Así los ingresos de los miembros productivos de la sociedad pierden valor en términos de los bienes.

Cuando los balances de la economía son finalmente equilibrados, uno se encuentra con que esta pérdida de valor representa los bienes que han sido comprados por el gobierno para prestaciones sociales u otros propósitos, con el dinero recaudado de los bonos financiados por la expansión de crédito bancario.

En ausencia del patrón oro, no hay ninguna manera de proteger los ahorros de la confiscación que supone la inflación. No hay ningún depósito de valor seguro. Si lo hubiera, el gobierno tendría que hacer ilegal su posesión, como se hizo en el caso del oro. Si todo el mundo decidiera, por ejemplo, convertir todos sus depósitos bancarios en plata, cobre o cualquier otro bien, y a partir de entonces rechazara aceptar cheques como pago por los bienes, los depósitos bancarios perderían su poder de compra y el crédito bancario creado por el gobierno se quedaría sin valor como derecho de cobro sobre los bienes.

La política financiera del estado del bienestar requiere que no haya ninguna forma de que los propietarios de riqueza puedan protegerse a sí mismos. Este es el mezquino secreto de los ataques de los estatistas contra el oro. El déficit público es sencillamente un ardid para la oculta confiscación de la riqueza.

El oro se interpone en este insidioso proceso como protector de los derechos de propiedad. Si uno entiende esto, no debería tener dificultad en comprender la causa del antagonismo frente al oro de los estatistas.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Rajoy También Necesita Dos Tardes


La gran desgracia de este país no radica en la inoperancia e incapacidad del Gobierno socialista para poner en marcha las reformas que permitirían salir de la crisis con solidez y garantías. No, ni mucho menos. La auténtica lacra reside en la inexistencia de una alternativa política capaz de liderar los duros cambios que precisa la economía nacional para evitar que, tarde o temprano, España se argentinice.

Y es que no hay nada peor que un ignorante atrevido. Nos cuenta Mariano que "no va a intervenir ni a opinar" sobre las fusiones entre cajas de ahorros porque se considera un "liberal de verdad". Atención al dato: ¡el líder de la oposición se autoproclama liberal!

Más que desfachatez, un completo sinsentido. Y no porque Rajoy quisiera expulsar de su partido a los escasos "liberales" que militan en las filas del PP, sino por las argumentaciones que ofrece. Rajoy no se moja porque "cuanto menos intervenga la política" en el futuro de las cajas, "mejor". Como si tales entidades financieras estuvieran exentas de la influencia política. Parece que el líder popular todavía no se ha enterado de que Caja Castilla-La Mancha (CCM), la primera caja quebrada en España, estaba presidida por un ex político del PSOE, al igual que otras muchas.

Parece ignorar, además, que el sistema financiero es el sector económico más regulado e intervenido en las democracias occidentales; que las cajas de ahorros dependen, en última instancia, de los gobiernos autonómicos; olvida que el proceso de fusiones está siendo dirigido desde el Gobierno, por la propia ministra de Economía, y bajo la supervisión del Banco de España –un órgano de planificación financiera– y la burocracia de Bruselas.

¿A qué tipo de liberalismo se refiere Mariano? ¿Al mismo que le sirvió para aprobar junto al PSOE un rescate bancario (FROB) valorado inicialmente en 90.000 millones de euros? Un "liberal de verdad" abogaría por eliminar el engendro financiero-político de las cajas de ahorros, exigiría transparencia total al Gobierno en el uso de dinero público para ayudar a entidades con problemas de liquidez y apoyaría, sin miramientos, la liquidación de bancos y cajas insolventes.

Pero los ejemplos de liberalismo marianista van mucho más allá y, de hecho, encajan perfectamente en el ideario socialista más retrógrado, propio de los sindicatos. El líder del PP rechaza frontalmente, al igual que CC.OO., que los convenios colectivos fijen una rebaja mínima del 1% en los salarios, tal y como reclama la patronal empresarial. "Yo no apoyo eso", afirma como buen liberal que es.

De este modo, lo que defiende Mariano es que el paro siga creciendo. La fijación de sueldos por encima del valor de mercado genera desempleo. Rajoy desconoce que la mano de obra responde a la ley de la oferta y la demanda, al igual que todo bien y servicio.

Durante los primeros años de la Gran Depresión en EEUU el entonces presidente Hoover insistió en la necesidad imperiosa de no recortar los salarios a los trabajadores. Lo único que consiguió fue un aumento histórico del paro, hasta tasas superiores al 25%. Por si ello fuera poco, Rajoy defiende con uñas y dientes el teatrillo del "diálogo social". Ya se ha olvidado de que el actual mercado laboral español es una pesada herencia del franquismo, cuya reforma es imperiosa.

En la actualidad, el sueldo medio de los trabajadores estadounidenses acaba de registrar un descenso histórico del 5% interanual en el segundo trimestre. Claro que allí no existe tal "mesa de diálogo". Quizá por eso la productividad aumente a una tasa anualizada del 6,4%, tras al recorte de horas de trabajo en las empresas, y el paro todavía no haya alcanzado el 10%, pese a padecer la mayor recesión en décadas.

¿Liberal dice? Sería para echarse a reír a carcajada limpia si no fuera el líder de la oposición el autor de semejante insulto a la inteligencia de los ciudadanos. Rajoy, el rojo, es más bien un socialista acomplejado de perfil bajo que, al igual que su compañero Zapatero, precisa, al menos, dos tardes de economía básica para saber diferenciar entre izquierda y derecha, arriba y abajo, delante y detrás... Liberal y socialista.

El Infame Cinismo de Rubalcaba.


Bien está que Rajoy, aunque sea con retraso, haya interrumpido sus vacaciones para denunciar en rueda de prensa desde Pontevedra los ataques que está recibiendo su partido en forma de filtraciones, utilización partidista de la fiscalía, humillantes detenciones o presuntas escuchas ilegales. También está justificado que, para responder de lo que ha calificado como "nueva inquisición", Rajoy haya exigido la inmediata comparecencia de la vicepresidenta Fernández de la Vega, del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba y del Fiscal General del Estado, Conde Pumpido.

Lo que esta contundente aunque tardía intervención del líder de la oposición no ha podido evitar, sin embargo, es que el ministro del Interior desplegara por su parte una muestra de ese cinismo del que sólo él es capaz.

Y es que, por muy inapropiada que haya sido la forma en que Cospedal haya hecho pública su no probada denuncia de las escuchas ilegales, causa sonrojo oír a un personaje con el historial de Rubalcaba hablar de "infamia". Lo que resulta infame es que a Rubalcaba nunca le haya parecido infame que desde instancias gubernamentales se organizaran malversaciones de fondos públicos, secuestros y asesinatos, como los perpetrados por los GAL en tiempos de González; o que el CESID gravara ilegalmente conversaciones a empresarios, políticos, periodistas e incluso al Rey, también en tiempos de González; o que el propio Rubalcaba desviara contra el Gobierno del PP la ira ciudadana causada por el 11-M al relacionar insidiosamente la masacre con la política exterior de Aznar; o que él mismo violara la jornada de reflexión para acusar al Gobierno del PP de mentir; o que el Gobierno de Zapatero negociara y comprometiera concesiones políticas y penales a los etarras, antes, durante y después de la tregua; o que el Gobierno de Zapatero y la fiscalía no vieran durante tanto tiempo los sobrados motivos para ilegalizar a los proetarras de ANV o PCTV; o que se detuvieran a dos ancianos militantes del PP y se les acusara injustamente de agredir a Bono en una manifestación en apoyo a las víctimas del terrorismo; o que se tratara de excarcelar tan prematura como injustamente a un terrorista tan sanguinario como De Juana Chaos; o que dos policías chivaran a miembros del aparato de extorsión de ETA de que estaban siendo vigilados por orden del juez Grande Marlaska.

Nos llevaría varios editoriales enumerar las probadas infamias a las que Rubalcaba les ha dado su visto bueno, y que le desacreditan de plano para acusaciones en ese sentido. Sin embargo, tampoco podemos dejarnos en el tintero que, sin salirnos del caso Gürtel, a Rubalcaba tampoco le ha parecido "infame", ni siquiera mal, las innegables filtraciones que se han perpetrado contra miembros del PP, de las que ni él ni el Gobierno ni la fiscalía han dado, ni pedido, explicaciones a pesar de ser delito. Tampoco le ha parecido mal a Rubalcaba que fuera la vicepresidenta De la Vega quien, desde Costa Rica, informara de los recursos que iba a plantear la Fiscalia contra un dirigente del PP tan destacado como Francisco Camps.

En cuanto a la bochornosa e insólita forma en la que fueron detenidos y esposados los cargos del PP supuestamente implicados en el caso Palma Arena, Rubalcaba ha tenido la desfachatez de asegurar que él dio la orden de que se hicieran las cosas con "prudencia y mesura". En este sentido, no ha faltado quien, como el comisario jefe de Seguridad Ciudadana en Baleares, se haya mostrado dispuesto a cargar con el muerto de la responsabilidad, al asegurar que "tal vez se le olvidó" transmitir la orden a los policías para que no esposasen a los detenidos. ¿Pero alguien se puede creer que fue decisión de los agentes el esposarlos y hacerlo de una forma tan insólita que, tal y como han denunciado los sindicatos policiales, ni siquiera se utiliza para el traslado de terroristas? ¿Alguien se puede creer que fue decisión de los propios agentes policiales el esposar a los cargos del PP de forma tan insólita que hacía mucho más aparatoso, dificultoso y –eso sí– vistoso su traslado? Tal vez sí, pero desde luego resulta tan increíble como que también fuera de motu proprio la decisión de los agentes de dar el chivatazo a ETA.

Finalmente, y por mucho que al PP le quede todavía tarea para respaldar con pruebas sus denuncias respecto a las escuchas, no olvidemos que, tal y como ha recordado Trillo este martes, algunas de ellas el PP ya las ha aportado en la denuncia que presentó el mes pasado contra diferentes filtraciones de secretos sumariales. Eso, por no preguntarnos también con Trillo sobre cómo sabe La SER que él telefonea a diario a un señor Montero que los periodistas de esta cadena confundieron con un magistrado del mismo nombre.

Lo que es seguro es que Rubalcaba tampoco considerará esto como "infame".

lunes, 10 de agosto de 2009

13 Rosas y Muchas Jetas...


Como es sabido, el fusilamiento de trece mujeres en 1939, hecho sin precedentes ni continuaciones en el franquismo, ha sido explotado inmensamente por la propaganda comunista, en primer lugar, y luego por la izquierdista en general. Como he expuesto en Años de hierro, creo que sin que nadie haya podido rebatirlo, se trataba de un grupo de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), en realidad comunistas, y precisamente el sector más fanático y stalinista del PCE, que había intervenido en multitud de asesinatos.

En este caso, el hecho concreto por el que fueron fusiladas –junto con 42 hombres de los que nadie se acuerda– fue el asesinato a sangre fría de un militar, su hija adolescente y un soldado conductor en la carretera de Extremadura, un atentado típicamente terrorista. El fusilamiento fue, desde luego, un crimen legal, pues la mayoría de los encausados no estaba implicado de manera inmediata en el triple asesinato de las JSU, aunque sí en los aledaños del núcleo que lo perpetró. El motivo de tan inusual reacción del régimen fue aplastar de raíz aquel tipo de actividad y, sobre todo, destruir la esperanza de reorganización comunista. Así venía a explicarlo la nota oficial:

Todo esfuerzo contra este país puesto en pie a través de horribles sacrificios; todo esfuerzo encaminado a perpetuar los hábitos de la criminalidad política (...) apenas se haya producido quedará inexorablemente aplastado (...) Terrible ha sido el fallo (...) Cada vez que se produzca un hecho semejante al de la carretera de Extremadura, la decisión de la justicia (...) será tan implacable como en esta ocasión (...) Nadie, y por ningún motivo, podrá volvernos a la tragedia y al espanto que exigieron una guerra.

Típicamente, la izquierda ha cultivado una tremenda sentimentalidad personalista en torno al caso, lo que puede admitirse. Pero con la inadmisible trampa habitual, ha presentado a las víctimas no como estalinistas –es decir, insertas en la ideología y el aparato político que mayores genocidios ha cometido en el siglo XX–, sino como campeonas de la libertad, de la democracia, etc.: "la constante mentira comunista" de la que hablaba Marañón.

La trampa ha sido doble por parte de los (y especialmente las) sinvergüenzas del PSOE que, con su mentalidad, al parecer indesarraigable y tan reiteradamente demostrada, de simples chorizos, han querido apropiarse una bandera que no es suya. No está mal que estos señoritos y señoritas rojos y rojas explayen su identificación con el estalinismo; sirve como una de tantas señas de identidad. Pero con razón han protestado los comunistas y otros: lo que hacían aquellas células de las JSU era exactamente lo contrario de lo que hacían los jefes socialistas de entonces, que era pelearse en el exilio por los inmensos tesoros que habían robado a todos los españoles y que habían llevado consigo en su fuga, mientras abandonaban en el interior a sus sicarios, expuestos a la venganza de Franco.

Por mucho que haya llegado a repugnarnos el estalinismo y sus crímenes, no hay duda de que seguir reorganizándose dentro de España, expuestos a una terrible persecución, tiene algo de heroico, o al menos de respetable. La actitud del PSOE nunca ha tenido ese rasgo: todos sus actos, sin faltar los terroristas, abundantes en su historial, los ha cometido desde una posición de fuerza o en la esperanza de la impunidad y en medio de una enorme corrupción. Impunidad que se cumplió para sus dirigentes huidos, a quienes nada importó el destino de los suyos dentro de España.

Manolito el Honrado.


"Hasta hace poco me creía la historia del patito feo al que todo el mundo desprecia y que un buen día se convierte en un cisne espectacular. Pero el otro día me di cuenta de que los finales, en la vida real, no son tan alucinantes como los de los cuentos", murmuraba el interior de otro Manolito, el Gafotas, mientras se automolaba en la intimidad. En efecto, el patito feo que era Manuel Chaves, relegado a espiar a Nicolás Redondo en la UGT de los años 80, trató de convertirse en cisne mutándose en ministro de Trabajo, dando alas a la gran huelga general de 1988. Luego, transformado en presidente de la Junta de Andalucía por la varita mágica de Felipe y Prisa, sus amigos, protagonizó irregularidades varias a pesar de lo cual sigue queriendo ser cisne bajo el apodo de Manolo el Honrado. Y por Belcebú, que puede conseguirlo, aunque, como dice Gafotas, los finales, en la vida real, no son tan alucinantes. Pero, aún así, ya habrá conseguido mucho.

Ya que estamos entre cuentos imaginen por un momento que hubiera sido Javier Arenas el que impagó un préstamo de decenas de millones de pesetas en una caja de ahorro andaluza y que, para que la tropelía fuera invisible, se hiciera desaparecer el crédito y sus claves del circuito informático de la Caja de Ahorros de Jerez, que se llamaba entonces, hoy Caja Sol, presidida por socialistas siempre. Fantaseen sobre cuál hubiera sido la reacción de los militantes y dirigentes del PSOE ante tamaño caso público narrado en la prensa, El Mundo, con todo lujo de detalles y para el que nunca hubo una comisión de investigación.

Imaginen ahora que, además de tal hazaña, Javier Arenas hubiera visto colocada en los aledaños o en el mismo ruedo de la Junta de Andalucía a una considerable cantidad de hermanos y parientes. Ah, mísero de él. Ah, infelice. El fuego eterno caería sobre él y sus pecados pasarían de boca a boca durante toda la eternidad por favorecer a los propios y marginar a los ajenos. Esto fue desmenuzado en Libertad Digital. El PSOE, el partido de la honradez, lo hubiera machacado como a los ajos de un gazpacho en un santiamén.

Pero no dejen de entresoñar y ahora figúrense que uno de los hermanos de Javier Arenas se hubiera visto implicado en un escándalo de grandes proporciones por haber privilegiado a empresas, de cuyos responsables era socio, en la Diputación de Sevilla. La cosa fue relatada con detalle en el diario ABC en 1987 y en aquella primera denuncia se adivinaban las maneras y lo que vino después. El PSOE, de haber sido Arenas el responsable, hubiera gritado: "Ratos y centellas", "Dimisión" y otras lindezas.

Sigan alucinando y propongan que dos hermanos más de Javier Arenas hubieran establecido relaciones comerciales y administrativas. Hasta ahí, nada anormal. Lo que pasa es que uno de ellos era el director general que aprobaba las obras y concesiones que el otro recibía siendo como era apoderado de la empresa en cuestión. El desvelamiento de la cuestión por El Mundo produciría una conmoción política. El PSOE en bloque saldría a exigir el ostracismo de Arenas e incluso Pérez Royo compondría un treno para el funeral político del presidente del PP.

No contentos aún con las obnubilaciones, deliren ahora con la irrupción de una hija de Javier Arenas en esta película de horrores políticos, hija que siendo apoderada de una empresa consiguiese que el consejo de gobierno que presidiría su padre, conceda un incentivo de 10 millones de euros a tal empresa, una bagatela, para su mejor competitividad y funcionamiento. Lo contaron Libertad Digital y El Mundo y luego los demás. Los gritos de "tongo, tongo, tongo" hubieran subido al cielo y bajado al infierno a hombres de la oligarquía socialista.

Y antes de que cierren del todo los ojos, represéntense a un Javier Arenas capaz de utilizar las cajas de ahorros andaluzas para hacer un negocio con los medios de comunicación de su partido –a 500 millones por caja fue la propuesta según denunció nada menos que el secretario de finanzas del partido–, o que tratara de salvarle el trasero de un empresario pro PP en una Operación Nochebuena a costa de las cajas andaluzas o que propusiera incluso sacrificar la mejor caja andaluza, Unicaja, para servicio de su partido. "Muerte, Muerte, Muerte" clamarían los ciudadanos amotinados por el PSOE en el graderío del circo andaluz.

Y ahora, abran los ojos. Cambien Javier Arenas por Manuel Chaves, que es el autentico protagonista del cuento, el que ha hecho todas esas cosas y algunas más, y traten de comprender cómo es que, royo tras royo, al final del cuento nuestro vicepresidente tercero está tratando de convertirse en Manolito el Honrado. ¿Lo permitirá el otro Manolito, el Manolito Gafotas? ¿O dado que los finales en la vida real no son tan alucinantes como en los cuentos, pasará de patito feo a patito feísimo bajo el apodo de Manolito Carota? En cualquier caso, es acojonante cómo defienden lo suyo y a los suyos los gerifaltes del PSOE –provistos del mejor cinismo político de Europa–, aunque sus barrabasadas hayan sido de leyenda. Y de nota, cómo no, el pusilánime comportamiento de otros, el PP, a la hora de defender sus valores, sus aliados y sus proyectos. No les pedimos que sean cínicos e inmorales, claro. Les pedimos que sean valientes, que sean íntegros y que tengan c...oraje.

Yo, que también fantaseo con el futuro en las noches de caló, veo claramente el mío: "Es que Pedro es tan radical...". A la sombra con él. Los unos... y los otros. ¿Qué se apuestan? Para patito feo, el menda lerenda y otros cuantos.

Leire es "Más Tía".

Aunque sólo fuese por cristiana compasión, alguien debiera recitar al oído de la señora Pajín aquellos versos que Jaime Gil de Biedma compuso contra sí mismo lúcida resaca mediante: "Podría recordarte que ya no tienes gracia / que tu estilo casual y que tu desenfado / resultan truculentos / cuando se tienen más de treinta años." Y es que la señora Pajín, ajena acaso a la sádica crueldad de focos, cámaras y espejos, persiste, patética, en conducirse como si aún fuera una poligonera adolescente de marcha por la ruta del bakalao perpetuo.

De ahí que no haya manera humana de apartar a la buena mujer de su monocorde caca-culo-pedo-pis, sutil recurso con el que pretende emular al jumento de Calígula en el Senado español. Porque resulta ke a la kolega le molaría cantidá ke la peña que manda fuera más tía, asín habría un buen rollo del kopón y todo sería más chachi; el producto interior dejaría de ser tan bruto, y la renta per cápita podría operarse de cambio seso con cargo a la Seguridad Social. En fin, contemplando a la compañera Leire, ¿qué habría pensado Lev Davídovich Bronstein, Trotsky, el mismo que escribió: "El hombre medio alcanzará bajo el socialismo la talla de un Aristóteles, de un Goethe, de un Marx. Y por encima de estas alturas, nuevas cimas se elevarán"?

Tal vez sea rasgo generacional, pero no deja de causar asombro esa audaz mezcla de maniqueísmo atroz, obscena incultura y gozosa ausencia de sentido del ridículo que retrata al personaje. Tara común, por lo demás, a la corte toda de nuevos dirigentes del PSOE, apparatchiks nacidos a la política profesional durante los estertores últimos del tardofelipismo. A diferencia del grueso de sus mayores, gentes vírgenes ya del menor rastro de experiencia biográfica extramuros de esas siglas. Seres como Pajín, como Iceta, como Madina, como Blanco, como el propio Zapatero, para los que la organización representa, simplemente, su vida.

La única vida que han conocido desde la pubertad, la única que jamás conocerán. Criaturas amantadas casi desde la misma cuna en "las pequeñas y malolientes ortodoxias", como decía Orwell. Sectarios, al fin, sin mácula, en estado químicamente puro. ¿Que quieren examinarla, dicen, de valencianidad? Mejor del Graduado Escolar, tronkos.

viernes, 7 de agosto de 2009

Referendum sobre el gallego.

Le llaman encuesta, pero ha sido todo un referéndum. Les cuento: en las pasadas elecciones gallegas, el líder del partido popular, Alberto Nuñez Feijóo prometió retirar el decreto que obligaba a dar las asignaturas troncales sólo en gallego. Ganó las elecciones, pero el decreto de inmersión parcial en gallego sigue intacto. Sin embargo, promovió una encuesta universal a todos los padres para recoger en qué idioma o idiomas querían que estudiaran sus hijos. El resultado ha sido demoledor para las tesis del anterior gobierno nacionalgalleguista: la mayoría (54,6 % en primaria y el 48,5% en secundaria) quiere estudiar sólo en castellano frente a un 18,3% en primaria y un 27,5% en secundaria que prefiere hacerlo sólo en gallego y un 25,1% en bilingüe. Actualmente, el decreto obliga a estudiar las asignaturas troncales sólo en gallego.

Estos datos demuestran dos evidencias. Primero, que la sociedad civil, articulada a través de asociaciones como Galicia Bilingüe, tenían razón: la sociedad gallega no quiere que le impongan enseñanza sólo en gallego. Cuanto menos. Y, que hablar de lengua propia es una afrenta a la libertad de la mayoría de gallegos: el 59,3% hablan en castellano en casa, frente a un 20,1% que lo hacen en gallego.

Es una pequeña gran revolución. Puede que ahora no se vea su alcance, pero el valor de ejemplo acabará por desenmascarar la estafa lingüística que se está produciendo en Cataluña, el País Vasco y Baleares.

Ahora se entiende por qué en Cataluña el Departamento de Enseñanza del Gobierno nacionalsocialista de la Generalitat ha impedido e impide incluir una casilla en las hojas de inscripción de principio de curso para que los padres puedan marcar en qué idioma quieren que estudien sus hijos. Ni siquiera sentencias firmes como la del 12/12/2008 del Tribunal Supremo, que obliga al Gobierno del Sr. Montilla a incluir dichas casillas, se han cumplido. El miedo a la libertad, el miedo a darse de bruces contra las preferencias de las gentes, les lleva a escamotearles la opción lingüística.

¿Qué razones democráticas esgrimirán ahora los defensores de la inmersión sólo en gallego? Democráticas ninguna, pero razones no les faltarán, todas importadas del catalanismo. Las ecológicas y las de discriminación positiva serán las preferidas. A saber. Los idiomas minoritarios sufren el riesgo de desaparecer ante una lengua impuesta y fuerte como el castellano, por lo que se ha de discriminar positivamente a la lengua minoritaria para que no sea exterminada por la mayoritaria. Dejar a la libertad de los hablantes la elección de la lengua escolar –sostienen– sería primar la fuerte sobre la débil. Para el que no haya reparado, esto es ecologismo lingüístico. Nada resolvería, para estos talibanes de lo propio, el bilingüismo. Según los nacionalistas, la coexistencia de las dos lenguas en todos los ámbitos, incluido el escolar, es condenar a la lengua minoritaria a la segura desaparición. Promocionar el bilingüismo, dicen, sería beneficiar a la que tiene más presencia social. Sus miedos o sus ambiciones totalitarias, como ven, disponen a su antojo de los derechos de todos.

Alguien les tendría que recordar a estos estafadores democráticos que la circunstancia cuantitativa económica, intelectual, creativa, deportiva etc. de los ciudadanos no es razón suficiente para excluirlos de los derechos sociales, políticos y morales. Si tales razones fueran extendibles a otros ámbitos, bien podría el Fútbol Club Español exigir, en nombre de su menor implantación social y deportiva en Cataluña, que todos sus partidos contra el Barça se jugaran en su propio campo. ¿Razones? ¡Muchas! Las ecológicas las primeras: este año pasado por poco baja a segunda división y quién sabe si podría llegar a desaparecer en los próximos 50 años. Es preciso discriminarle positivamente porque si uno y otro club catalán juegan con idénticas reglas y los mismos derechos, el Barça siempre tendrá más socios, más dinero y por tanto, será más importante y conocido en el mundo. Solo falla una nimiedad en el argumento: sin reglas iguales para todos y sin libertad para elegir, la democracia es una quimera.

Galicia se asomó al precipicio nacional y, en el último momento, se echó para atrás. La coalición de socialistas y nacionalistas la llevaba al abismo lingüístico con los ojos tapados. Esta encuesta se los ha abierto. Una legislatura más, y Galicia hubiera llegado al monolingüismo institucional de Cataluña. Por eso, la encuesta realizada a todos los padres no es meramente una encuesta, sino un verdadero referéndum. Una encuesta sólo es una muestra de una parte de la población cuyos resultados se extrapolan a toda ella, mientras que un referéndum implica a la población entera. En este caso, a todos los padres en edad escolar. Y los resultados han sido significativos: ha habido una participación del 75% en Primaria y un 70% en Secundaria.

Esta alta participación es un valor añadido que no han sabido digerir los talibanes galleguistas: el secretario general de CIG, Anxo Louzao, criticó que la encuesta "está pensada exclusivamente para justificar la política lingüística de agresión contra el gallego", y no es más que el "odio que el actual Gobierno está demostrando contra lo que nos identifica como gallegos". A Mesa pola Normalización Lingüística añadió que los resultados son el fruto de una encuesta "fraudulenta y chapucera". ¡Qué alivio que hayan perdido influencia en el Gobierno de la Xunta Gallega estos equilibrados científicos de la realidad!

En esa atmósfera de corrección galleguista, los sindicatos CIG, STEG y UGT valoraron negativamente la baja participación en la encuesta y tacharon los resultados de "ilegítimos", mientras la confederación de APA de centros públicos cree que los datos "no aportan absolutamente nada". Les recomiendo que echen una ojeada a la participación del referéndum sobre el Estatuto de la Autonomía Gallega el 25 de junio de 1979: Sólo lo apoyó el 20,7% de los gallegos con derecho a voto, con una participación del 28,2% de la población. La menor de todos los Estatutos de Autonomía.

Una vez más, la España institucional piensa y actúa a espaldas de la España real de los ciudadanos. Es tarea de nuestro tiempo devolver los parlamentos a la gente corriente.