sábado, 15 de agosto de 2009

Oro y Libertad Económica.

Un antagonismo prácticamente histérico contra el patrón oro es un nexo que une a los estatistas de toda condición. Parecen apreciar -quizás más clara y profundamente que muchos defensores del laissez faire- que el oro y la libertad económica son inseparables, que el patrón oro es un instrumento del laissez faire, y que el uno implica y requiere al otro. Para entender la razón de este antagonismo, primero es necesario entender el papel específico que juega el oro en una sociedad libre.

El dinero es el común denominador de todas las transacciones económicas. Es ese bien que sirve como medio de intercambio, es universalmente aceptado por todos los participantes en una economía de intercambio como pago por los bienes y servicios, y por tanto, puede ser usado como referencia del valor de mercado y como depósito de valor, es decir, como medio de ahorro.

La existencia de tal bien es una precondición de una economía en la que existe división del trabajo. Si los hombres no dispusieran de algún bien de valor objetivo que fuera generalmente aceptado como dinero, tendrían que recurrir al primitivo trueque o ser forzados a vivir en granjas auto-suficientes y renunciar a las inestimables ventajas de la especialización. Si los hombres no tuvieran un medio para almacenar el valor, es decir, ahorrar, ni la planificación a largo plazo ni el intercambio serían posibles.

Qué medio de intercambio será aceptado por todos los participantes de una economía no es una cuestión que se determine arbitrariamente. Primero, el medio de intercambio debería ser duradero. En una sociedad primitiva de escasa riqueza, el trigo podría ser suficientemente duradero para servir como medio, debido a que todos los intercambios tendrían lugar solo durante e inmediatamente después de la cosecha, no dejando ningún excedente que almacenar.

Pero las consideraciones de depósito de valor son cada vez más importantes a medida que las sociedades son más ricas y civilizadas. En éstas, el medio de intercambio debe ser un bien duradero, normalmente un metal. Un metal es generalmente elegido porque es homogéneo y divisible: cada unidad es idéntica a la otra y puede ser mezclado o formado en cualquier cantidad. Las joyas preciosas, por ejemplo, no son ni homogéneas ni divisibles.

Más importante aún, el bien escogido como medio debe ser un bien de lujo. Los deseos humanos para los lujos son ilimitados y, por tanto, los bienes de lujo siempre son demandados y siempre serán aceptados. El trigo es un lujo en civilizaciones infra-alimentadas, pero no en una sociedad próspera. Los cigarrillos en condiciones normales no servirían como dinero, pero sí sirvieron en la Europa de después de la II Guerra Mundial donde eran considerados un lujo.

El término “bien de lujo” implica escasez y un alto valor unitario. El que tenga un alto valor unitario implica que ese bien es fácilmente transportable; por ejemplo, una onza de oro (alrededor de 28,35 gramos) vale como media tonelada de lingotes de hierro.

En las etapas iniciales de una economía monetaria en desarrollo, se podrían usar varios medios de intercambio, dado que una amplia variedad de bienes cumplirían las condiciones anteriores. Sin embargo, uno de los bienes desplazará gradualmente a los otros, siendo más ampliamente aceptado.

El concepto de dinero

Las preferencias acerca de qué mantener como depósito de valor, cambiarán hacia el bien más ampliamente aceptado, lo que a su vez, lo hará todavía más aceptado. El cambio es progresivo hasta que ese bien se convierta en el único medio de intercambio. El uso de un solo medio es altamente ventajoso, por las mismas razones por las que una economía monetaria es mejor que una economía de trueque: permite la posibilidad de intercambios a una escala incalculablemente superior.

Que el único dinero sea el oro, la plata, las conchas, el ganado o el tabaco es opcional, dependiendo del contexto y desarrollo de una economía determinada. De hecho, todos han sido empleados, en diferentes fechas, como medio de intercambio. Incluso en el presente siglo, dos bienes como el oro y la plata han sido usados como medio de intercambio a nivel internacional, convirtiéndose el oro en el predominante.

El oro, teniendo usos tanto artísticos como funcionales y siendo relativamente escaso, tiene ventajas significativas sobre todos los demás medios de intercambio. Desde principios de la Primera Guerra Mundial, ha sido prácticamente el único patrón de intercambio internacional. Si todos los bienes y servicios tuvieran que ser pagados en oro, grandes pagos serían difíciles de llevar a cabo y esto tendería a limitar el grado de división del trabajo y especialización de una sociedad.

Así, una extensión lógica de la creación de un medio de intercambio es el desarrollo de un sistema bancario y de instrumentos de crédito (billetes de banco y depósitos) que actúen como sustituto del oro, siendo convertibles al metal amarillo.

Un sistema bancario libre basado en el oro es capaz de conceder crédito y así crear billetes de banco (moneda) y depósitos, según las necesidades productivas de la economía. Los propietarios individuales de oro son inducidos, por los pagos de interés, a depositar su oro en un banco (contra el que pueden girar cheques).

Pero dado que es muy raro que se dé el caso de que todos los depositantes quieran sacar todo su oro al mismo tiempo, el banquero necesita guardar solo una fracción del total de los depósitos en oro como reservas. Esto permite al banquero prestar más de la cantidad de sus depósitos de oro (lo que significa que no tiene oro como garantía de sus depósitos, sino derechos de cobro de oro). Pero la cantidad de préstamos que el banquero se pueda permitir conceder no es arbitraria: tiene que evaluarla en relación a sus reservas y a la situación de sus inversiones.

El sistema crediticio

Cuando los bancos prestan dinero para financiar proyectos productivos y rentables, los préstamos son pagados rápidamente y el crédito bancario continúa estando disponible. Pero cuando estos negocios empresariales financiados por el crédito bancario son menos rentables y les cuesta saldar las deudas, los banqueros pronto se dan cuenta de que sus préstamos pendientes de pago son excesivos en relación a sus reservas de oro, y empiezan a reducir los nuevos préstamos, normalmente exigiendo tasas de interés más altas.

Esto tiende a restringir la financiación de nuevos proyectos y requiere que los prestatarios actuales mejoren su rentabilidad antes de que puedan obtener crédito para nuevas expansiones. Así, bajo el patrón oro, un sistema bancario libre se erige como el protector de la estabilidad de la economía y el crecimiento equilibrado.

Cuando el oro es aceptado como medio de intercambio por la mayoría o todas las naciones, un patrón oro internacional libre y sin restricciones sirve para impulsar una división del trabajo a escala mundial y promueve la máxima extensión del comercio internacional.

Aunque las unidades de intercambio (el dólar, la libra, el franco, etc.) difieran de país a país, cuando todas están definidas en términos de oro, las economías de diferentes países actúan como una -siempre y cuando no existan restricciones sobre el comercio o el movimiento de capitales-.

El crédito, los tipos de interés, y los precios tienden a seguir patrones similares en todos los países. Por ejemplo, si los bancos de un país conceden créditos demasiado alegremente, los tipos de interés en ese país tenderán a caer, induciendo a los depositantes a que cambien su oro a bancos de otros países que paguen mayor interés. Esto generará inmediatamente una escasez de reservas bancarias en el país del “dinero fácil”, provocando condiciones crediticias más estrictas y una vuelta a tasas de interés competitivas más altas.

Un sistema bancario totalmente libre y un patrón oro totalmente coherente no se han alcanzado todavía. Pero antes de la Primera Guerra Mundial, el sistema bancario en los Estados Unidos (y en la mayoría del mundo) estaba basado en el oro y aunque los gobiernos intervenían ocasionalmente, la banca estaba más libre que controlada.

Periódicamente, como resultado de expansiones de crédito demasiado rápidas, los bancos alcanzaban el límite de préstamos de sus reservas de oro, los tipos de interés subían abruptamente, el nuevo crédito se cortaba, y la economía entraba en una recesión brusca pero corta. (Comparadas con las depresiones de 1920 y 1932, las contracciones anteriores a la Primera Guerra Mundial fueron realmente suaves).

Expansión crediticia

La limitación de las reservas de oro era lo que ponía freno a las expansiones insostenibles en la actividad empresarial, antes de que pudieran convertirse en el tipo de desastre que suponen las posteriores a la Primera Guerra Mundial. Los periodos de reajuste eran cortos y las economías rápidamente reestablecían una base sólida para reanudar la expansión.

Pero el proceso de cura fue erróneamente diagnosticado como la enfermedad: si la escasez de reservas bancarias estaba causando una contracción económica -argüían los intervencionistas económicos- ¡por qué no encontrar una manera de proporcionar crecientes reservas a los bancos para que nunca se queden cortos! Si los bancos pueden continuar prestando dinero indefinidamente -se decía- nunca tendrá que haber recesiones en la actividad empresarial. Y así es como se creó el Sistema de la Reserva Federal en 1913.

El origen de la Reserva Federal de EEUU

Consistía en doce bancos regionales de la Reserva Federal, nominalmente poseídos por banqueros privados, pero en realidad patrocinados, controlados y apoyados por el gobierno. El crédito concedido por estos bancos es en la práctica (aunque no legalmente) respaldado por el poder impositivo del gobierno federal.

Técnicamente, permanecimos en el patrón oro; los individuos todavía eran libres de poseer oro, y éste seguía siendo usado como reservas bancarias. Pero ahora, además del oro, el crédito extendido por los bancos de la Reserva Federal (“reservas de papel moneda”) podía servir como curso legal para pagar a los depositantes.

Cuando la economía de Estados Unidos sufrió una suave contracción en 1927, la Reserva Federal creó más reservas de papel moneda, con la esperanza de prevenir cualquier posible escasez de reservas en los bancos. Más desastroso, sin embargo, fue el intento de la Reserva Federal de ayudar a Gran Bretaña, quien había estado perdiendo oro en favor de EE.UU. debido a que el Banco de Inglaterra se negó a permitir que los tipos de interés subieran cuando las fuerzas del mercado se lo dictaban (era políticamente difícil de digerir).

El razonamiento de las autoridades involucradas fue como sigue: si la Reserva Federal inyectara gran cantidad de reservas de papel en los bancos americanos, los tipos de interés en Estados Unidos caerían a un nivel comparable con los de Gran Bretaña; esto serviría para parar la pérdida de oro de Gran Bretaña y evitar el bochorno político de tener que subir los tipos de interés.

Los efectos de la intervención monetaria

Las acciones de la FED surtieron efecto; pararon la pérdida de oro, pero en el intento casi destruyeron las economías del mundo. El excesivo crédito que la Fed inyectó en la economía se desbordó en el mercado de valores -provocando un fantástico boom especulativo-.

Más tarde, los oficiales de la Reserva Federal intentaron absorber el exceso de reservas y finalmente tuvieron éxito en frenar el boom. Pero ya era demasiado tarde: antes de 1929 los desequilibrios especulativos habían llegado a ser tan extremos que el intento produjo una brusca reducción y consiguiente desaliento de la confianza empresarial.

Como resultado, la economía americana colapsó. A Gran Bretaña le fue incluso peor, y en vez de asimilar todas las consecuencias de su anterior locura, abandonó el patrón oro completamente en 1931, partiendo en dos lo que quedaba del tejido de confianza e induciendo una serie de quiebras a nivel mundial. Las economías del mundo se sumieron en la Gran Depresión de los años 30.

Con una lógica que recuerda a la generación anterior, los estatistas arguyeron que el patrón oro era el principal culpable de la debacle crediticia que llevó a la Gran Depresión. Si el patrón oro no hubiera existido, sostenían, el abandono de Gran Bretaña de los pagos en oro en 1931 no habría causado la quiebra de bancos por todo el mundo. (La ironía fue que desde 1913 no habíamos estado en un patrón oro, sino en lo que se podría llamar un “patrón oro mixto”; con todo es el oro el que se llevó la culpa).

La Gran Depresión

Pero la oposición al patrón oro en cualquier forma -por parte de un creciente número de defensores del estado del bienestar- era provocada por una idea mucho más sutil: la comprensión de que el patrón oro es incompatible con el gasto deficitario crónico (la nota distintiva del estado del bienestar).

Despojado de su jerga académica, el estado del bienestar no es nada más que un mecanismo por el que los gobiernos confiscan la riqueza de los miembros productivos de una sociedad para apoyar una amplia variedad de esquemas de prestaciones sociales. Una parte sustancial de esta confiscación se efectúa mediante los impuestos.

Pero los estatistas defensores de este sistema reconocieron rápidamente que si deseaban retener el poder político, la cantidad de impuestos tenía que estar limitada y que debían acudir a programas de gasto público deficitario masivos. Es decir, tenían que pedir prestado dinero, mediante la emisión de bonos del gobierno, para financiar los gastos en prestaciones sociales a gran escala.

Bajo el patrón oro, la cantidad de crédito que puede financiar una economía está determinada por los activos tangibles de la misma, ya que cada instrumento de crédito es en última instancia un derecho de cobro sobre un activo real. Sin embargo, la deuda pública no está respaldada con riqueza real, sino tan sólo con la promesa del gobierno de pagarla con lo obtenido de impuestos futuros y por tanto su absorción por los mercados financieros se hace problemática si su cantidad empieza a ser apreciable.

Un gran volumen de nuevos bonos solo se puede vender al público a tasas de interés crecientemente altas. Así, el déficit público bajo un patrón está estrictamente limitado. El abandono del patrón oro hizo posible que los estatistas utilizaran el sistema bancario como instrumento para una expansión ilimitada del crédito.

Ellos han creado reservas de papel moneda en forma de bonos gubernamentales que -a través de una serie de complejas etapas- los bancos aceptan en lugar de activos tangibles, y los tratan como si fueran un depósito real, es decir, como el equivalente a lo que antes era un depósito de oro.

Un límite al intervencionismo económico

El tenedor de un bono del gobierno o de un depósito de banco creado con reservas de papel, piensa que tiene un derecho válido sobre un activo real. Pero el hecho es que ahora hay más derechos de cobro pendientes de pago que activos reales. No se debe ir en contra de la ley de la oferta y la demanda.

A medida que la oferta de dinero (de derechos de cobro) aumenta en relación con la oferta de activos tangibles de la economía, los precios deben subir eventualmente. Así los ingresos de los miembros productivos de la sociedad pierden valor en términos de los bienes.

Cuando los balances de la economía son finalmente equilibrados, uno se encuentra con que esta pérdida de valor representa los bienes que han sido comprados por el gobierno para prestaciones sociales u otros propósitos, con el dinero recaudado de los bonos financiados por la expansión de crédito bancario.

En ausencia del patrón oro, no hay ninguna manera de proteger los ahorros de la confiscación que supone la inflación. No hay ningún depósito de valor seguro. Si lo hubiera, el gobierno tendría que hacer ilegal su posesión, como se hizo en el caso del oro. Si todo el mundo decidiera, por ejemplo, convertir todos sus depósitos bancarios en plata, cobre o cualquier otro bien, y a partir de entonces rechazara aceptar cheques como pago por los bienes, los depósitos bancarios perderían su poder de compra y el crédito bancario creado por el gobierno se quedaría sin valor como derecho de cobro sobre los bienes.

La política financiera del estado del bienestar requiere que no haya ninguna forma de que los propietarios de riqueza puedan protegerse a sí mismos. Este es el mezquino secreto de los ataques de los estatistas contra el oro. El déficit público es sencillamente un ardid para la oculta confiscación de la riqueza.

El oro se interpone en este insidioso proceso como protector de los derechos de propiedad. Si uno entiende esto, no debería tener dificultad en comprender la causa del antagonismo frente al oro de los estatistas.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Rajoy También Necesita Dos Tardes


La gran desgracia de este país no radica en la inoperancia e incapacidad del Gobierno socialista para poner en marcha las reformas que permitirían salir de la crisis con solidez y garantías. No, ni mucho menos. La auténtica lacra reside en la inexistencia de una alternativa política capaz de liderar los duros cambios que precisa la economía nacional para evitar que, tarde o temprano, España se argentinice.

Y es que no hay nada peor que un ignorante atrevido. Nos cuenta Mariano que "no va a intervenir ni a opinar" sobre las fusiones entre cajas de ahorros porque se considera un "liberal de verdad". Atención al dato: ¡el líder de la oposición se autoproclama liberal!

Más que desfachatez, un completo sinsentido. Y no porque Rajoy quisiera expulsar de su partido a los escasos "liberales" que militan en las filas del PP, sino por las argumentaciones que ofrece. Rajoy no se moja porque "cuanto menos intervenga la política" en el futuro de las cajas, "mejor". Como si tales entidades financieras estuvieran exentas de la influencia política. Parece que el líder popular todavía no se ha enterado de que Caja Castilla-La Mancha (CCM), la primera caja quebrada en España, estaba presidida por un ex político del PSOE, al igual que otras muchas.

Parece ignorar, además, que el sistema financiero es el sector económico más regulado e intervenido en las democracias occidentales; que las cajas de ahorros dependen, en última instancia, de los gobiernos autonómicos; olvida que el proceso de fusiones está siendo dirigido desde el Gobierno, por la propia ministra de Economía, y bajo la supervisión del Banco de España –un órgano de planificación financiera– y la burocracia de Bruselas.

¿A qué tipo de liberalismo se refiere Mariano? ¿Al mismo que le sirvió para aprobar junto al PSOE un rescate bancario (FROB) valorado inicialmente en 90.000 millones de euros? Un "liberal de verdad" abogaría por eliminar el engendro financiero-político de las cajas de ahorros, exigiría transparencia total al Gobierno en el uso de dinero público para ayudar a entidades con problemas de liquidez y apoyaría, sin miramientos, la liquidación de bancos y cajas insolventes.

Pero los ejemplos de liberalismo marianista van mucho más allá y, de hecho, encajan perfectamente en el ideario socialista más retrógrado, propio de los sindicatos. El líder del PP rechaza frontalmente, al igual que CC.OO., que los convenios colectivos fijen una rebaja mínima del 1% en los salarios, tal y como reclama la patronal empresarial. "Yo no apoyo eso", afirma como buen liberal que es.

De este modo, lo que defiende Mariano es que el paro siga creciendo. La fijación de sueldos por encima del valor de mercado genera desempleo. Rajoy desconoce que la mano de obra responde a la ley de la oferta y la demanda, al igual que todo bien y servicio.

Durante los primeros años de la Gran Depresión en EEUU el entonces presidente Hoover insistió en la necesidad imperiosa de no recortar los salarios a los trabajadores. Lo único que consiguió fue un aumento histórico del paro, hasta tasas superiores al 25%. Por si ello fuera poco, Rajoy defiende con uñas y dientes el teatrillo del "diálogo social". Ya se ha olvidado de que el actual mercado laboral español es una pesada herencia del franquismo, cuya reforma es imperiosa.

En la actualidad, el sueldo medio de los trabajadores estadounidenses acaba de registrar un descenso histórico del 5% interanual en el segundo trimestre. Claro que allí no existe tal "mesa de diálogo". Quizá por eso la productividad aumente a una tasa anualizada del 6,4%, tras al recorte de horas de trabajo en las empresas, y el paro todavía no haya alcanzado el 10%, pese a padecer la mayor recesión en décadas.

¿Liberal dice? Sería para echarse a reír a carcajada limpia si no fuera el líder de la oposición el autor de semejante insulto a la inteligencia de los ciudadanos. Rajoy, el rojo, es más bien un socialista acomplejado de perfil bajo que, al igual que su compañero Zapatero, precisa, al menos, dos tardes de economía básica para saber diferenciar entre izquierda y derecha, arriba y abajo, delante y detrás... Liberal y socialista.

El Infame Cinismo de Rubalcaba.


Bien está que Rajoy, aunque sea con retraso, haya interrumpido sus vacaciones para denunciar en rueda de prensa desde Pontevedra los ataques que está recibiendo su partido en forma de filtraciones, utilización partidista de la fiscalía, humillantes detenciones o presuntas escuchas ilegales. También está justificado que, para responder de lo que ha calificado como "nueva inquisición", Rajoy haya exigido la inmediata comparecencia de la vicepresidenta Fernández de la Vega, del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba y del Fiscal General del Estado, Conde Pumpido.

Lo que esta contundente aunque tardía intervención del líder de la oposición no ha podido evitar, sin embargo, es que el ministro del Interior desplegara por su parte una muestra de ese cinismo del que sólo él es capaz.

Y es que, por muy inapropiada que haya sido la forma en que Cospedal haya hecho pública su no probada denuncia de las escuchas ilegales, causa sonrojo oír a un personaje con el historial de Rubalcaba hablar de "infamia". Lo que resulta infame es que a Rubalcaba nunca le haya parecido infame que desde instancias gubernamentales se organizaran malversaciones de fondos públicos, secuestros y asesinatos, como los perpetrados por los GAL en tiempos de González; o que el CESID gravara ilegalmente conversaciones a empresarios, políticos, periodistas e incluso al Rey, también en tiempos de González; o que el propio Rubalcaba desviara contra el Gobierno del PP la ira ciudadana causada por el 11-M al relacionar insidiosamente la masacre con la política exterior de Aznar; o que él mismo violara la jornada de reflexión para acusar al Gobierno del PP de mentir; o que el Gobierno de Zapatero negociara y comprometiera concesiones políticas y penales a los etarras, antes, durante y después de la tregua; o que el Gobierno de Zapatero y la fiscalía no vieran durante tanto tiempo los sobrados motivos para ilegalizar a los proetarras de ANV o PCTV; o que se detuvieran a dos ancianos militantes del PP y se les acusara injustamente de agredir a Bono en una manifestación en apoyo a las víctimas del terrorismo; o que se tratara de excarcelar tan prematura como injustamente a un terrorista tan sanguinario como De Juana Chaos; o que dos policías chivaran a miembros del aparato de extorsión de ETA de que estaban siendo vigilados por orden del juez Grande Marlaska.

Nos llevaría varios editoriales enumerar las probadas infamias a las que Rubalcaba les ha dado su visto bueno, y que le desacreditan de plano para acusaciones en ese sentido. Sin embargo, tampoco podemos dejarnos en el tintero que, sin salirnos del caso Gürtel, a Rubalcaba tampoco le ha parecido "infame", ni siquiera mal, las innegables filtraciones que se han perpetrado contra miembros del PP, de las que ni él ni el Gobierno ni la fiscalía han dado, ni pedido, explicaciones a pesar de ser delito. Tampoco le ha parecido mal a Rubalcaba que fuera la vicepresidenta De la Vega quien, desde Costa Rica, informara de los recursos que iba a plantear la Fiscalia contra un dirigente del PP tan destacado como Francisco Camps.

En cuanto a la bochornosa e insólita forma en la que fueron detenidos y esposados los cargos del PP supuestamente implicados en el caso Palma Arena, Rubalcaba ha tenido la desfachatez de asegurar que él dio la orden de que se hicieran las cosas con "prudencia y mesura". En este sentido, no ha faltado quien, como el comisario jefe de Seguridad Ciudadana en Baleares, se haya mostrado dispuesto a cargar con el muerto de la responsabilidad, al asegurar que "tal vez se le olvidó" transmitir la orden a los policías para que no esposasen a los detenidos. ¿Pero alguien se puede creer que fue decisión de los agentes el esposarlos y hacerlo de una forma tan insólita que, tal y como han denunciado los sindicatos policiales, ni siquiera se utiliza para el traslado de terroristas? ¿Alguien se puede creer que fue decisión de los propios agentes policiales el esposar a los cargos del PP de forma tan insólita que hacía mucho más aparatoso, dificultoso y –eso sí– vistoso su traslado? Tal vez sí, pero desde luego resulta tan increíble como que también fuera de motu proprio la decisión de los agentes de dar el chivatazo a ETA.

Finalmente, y por mucho que al PP le quede todavía tarea para respaldar con pruebas sus denuncias respecto a las escuchas, no olvidemos que, tal y como ha recordado Trillo este martes, algunas de ellas el PP ya las ha aportado en la denuncia que presentó el mes pasado contra diferentes filtraciones de secretos sumariales. Eso, por no preguntarnos también con Trillo sobre cómo sabe La SER que él telefonea a diario a un señor Montero que los periodistas de esta cadena confundieron con un magistrado del mismo nombre.

Lo que es seguro es que Rubalcaba tampoco considerará esto como "infame".

lunes, 10 de agosto de 2009

13 Rosas y Muchas Jetas...


Como es sabido, el fusilamiento de trece mujeres en 1939, hecho sin precedentes ni continuaciones en el franquismo, ha sido explotado inmensamente por la propaganda comunista, en primer lugar, y luego por la izquierdista en general. Como he expuesto en Años de hierro, creo que sin que nadie haya podido rebatirlo, se trataba de un grupo de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), en realidad comunistas, y precisamente el sector más fanático y stalinista del PCE, que había intervenido en multitud de asesinatos.

En este caso, el hecho concreto por el que fueron fusiladas –junto con 42 hombres de los que nadie se acuerda– fue el asesinato a sangre fría de un militar, su hija adolescente y un soldado conductor en la carretera de Extremadura, un atentado típicamente terrorista. El fusilamiento fue, desde luego, un crimen legal, pues la mayoría de los encausados no estaba implicado de manera inmediata en el triple asesinato de las JSU, aunque sí en los aledaños del núcleo que lo perpetró. El motivo de tan inusual reacción del régimen fue aplastar de raíz aquel tipo de actividad y, sobre todo, destruir la esperanza de reorganización comunista. Así venía a explicarlo la nota oficial:

Todo esfuerzo contra este país puesto en pie a través de horribles sacrificios; todo esfuerzo encaminado a perpetuar los hábitos de la criminalidad política (...) apenas se haya producido quedará inexorablemente aplastado (...) Terrible ha sido el fallo (...) Cada vez que se produzca un hecho semejante al de la carretera de Extremadura, la decisión de la justicia (...) será tan implacable como en esta ocasión (...) Nadie, y por ningún motivo, podrá volvernos a la tragedia y al espanto que exigieron una guerra.

Típicamente, la izquierda ha cultivado una tremenda sentimentalidad personalista en torno al caso, lo que puede admitirse. Pero con la inadmisible trampa habitual, ha presentado a las víctimas no como estalinistas –es decir, insertas en la ideología y el aparato político que mayores genocidios ha cometido en el siglo XX–, sino como campeonas de la libertad, de la democracia, etc.: "la constante mentira comunista" de la que hablaba Marañón.

La trampa ha sido doble por parte de los (y especialmente las) sinvergüenzas del PSOE que, con su mentalidad, al parecer indesarraigable y tan reiteradamente demostrada, de simples chorizos, han querido apropiarse una bandera que no es suya. No está mal que estos señoritos y señoritas rojos y rojas explayen su identificación con el estalinismo; sirve como una de tantas señas de identidad. Pero con razón han protestado los comunistas y otros: lo que hacían aquellas células de las JSU era exactamente lo contrario de lo que hacían los jefes socialistas de entonces, que era pelearse en el exilio por los inmensos tesoros que habían robado a todos los españoles y que habían llevado consigo en su fuga, mientras abandonaban en el interior a sus sicarios, expuestos a la venganza de Franco.

Por mucho que haya llegado a repugnarnos el estalinismo y sus crímenes, no hay duda de que seguir reorganizándose dentro de España, expuestos a una terrible persecución, tiene algo de heroico, o al menos de respetable. La actitud del PSOE nunca ha tenido ese rasgo: todos sus actos, sin faltar los terroristas, abundantes en su historial, los ha cometido desde una posición de fuerza o en la esperanza de la impunidad y en medio de una enorme corrupción. Impunidad que se cumplió para sus dirigentes huidos, a quienes nada importó el destino de los suyos dentro de España.

Manolito el Honrado.


"Hasta hace poco me creía la historia del patito feo al que todo el mundo desprecia y que un buen día se convierte en un cisne espectacular. Pero el otro día me di cuenta de que los finales, en la vida real, no son tan alucinantes como los de los cuentos", murmuraba el interior de otro Manolito, el Gafotas, mientras se automolaba en la intimidad. En efecto, el patito feo que era Manuel Chaves, relegado a espiar a Nicolás Redondo en la UGT de los años 80, trató de convertirse en cisne mutándose en ministro de Trabajo, dando alas a la gran huelga general de 1988. Luego, transformado en presidente de la Junta de Andalucía por la varita mágica de Felipe y Prisa, sus amigos, protagonizó irregularidades varias a pesar de lo cual sigue queriendo ser cisne bajo el apodo de Manolo el Honrado. Y por Belcebú, que puede conseguirlo, aunque, como dice Gafotas, los finales, en la vida real, no son tan alucinantes. Pero, aún así, ya habrá conseguido mucho.

Ya que estamos entre cuentos imaginen por un momento que hubiera sido Javier Arenas el que impagó un préstamo de decenas de millones de pesetas en una caja de ahorro andaluza y que, para que la tropelía fuera invisible, se hiciera desaparecer el crédito y sus claves del circuito informático de la Caja de Ahorros de Jerez, que se llamaba entonces, hoy Caja Sol, presidida por socialistas siempre. Fantaseen sobre cuál hubiera sido la reacción de los militantes y dirigentes del PSOE ante tamaño caso público narrado en la prensa, El Mundo, con todo lujo de detalles y para el que nunca hubo una comisión de investigación.

Imaginen ahora que, además de tal hazaña, Javier Arenas hubiera visto colocada en los aledaños o en el mismo ruedo de la Junta de Andalucía a una considerable cantidad de hermanos y parientes. Ah, mísero de él. Ah, infelice. El fuego eterno caería sobre él y sus pecados pasarían de boca a boca durante toda la eternidad por favorecer a los propios y marginar a los ajenos. Esto fue desmenuzado en Libertad Digital. El PSOE, el partido de la honradez, lo hubiera machacado como a los ajos de un gazpacho en un santiamén.

Pero no dejen de entresoñar y ahora figúrense que uno de los hermanos de Javier Arenas se hubiera visto implicado en un escándalo de grandes proporciones por haber privilegiado a empresas, de cuyos responsables era socio, en la Diputación de Sevilla. La cosa fue relatada con detalle en el diario ABC en 1987 y en aquella primera denuncia se adivinaban las maneras y lo que vino después. El PSOE, de haber sido Arenas el responsable, hubiera gritado: "Ratos y centellas", "Dimisión" y otras lindezas.

Sigan alucinando y propongan que dos hermanos más de Javier Arenas hubieran establecido relaciones comerciales y administrativas. Hasta ahí, nada anormal. Lo que pasa es que uno de ellos era el director general que aprobaba las obras y concesiones que el otro recibía siendo como era apoderado de la empresa en cuestión. El desvelamiento de la cuestión por El Mundo produciría una conmoción política. El PSOE en bloque saldría a exigir el ostracismo de Arenas e incluso Pérez Royo compondría un treno para el funeral político del presidente del PP.

No contentos aún con las obnubilaciones, deliren ahora con la irrupción de una hija de Javier Arenas en esta película de horrores políticos, hija que siendo apoderada de una empresa consiguiese que el consejo de gobierno que presidiría su padre, conceda un incentivo de 10 millones de euros a tal empresa, una bagatela, para su mejor competitividad y funcionamiento. Lo contaron Libertad Digital y El Mundo y luego los demás. Los gritos de "tongo, tongo, tongo" hubieran subido al cielo y bajado al infierno a hombres de la oligarquía socialista.

Y antes de que cierren del todo los ojos, represéntense a un Javier Arenas capaz de utilizar las cajas de ahorros andaluzas para hacer un negocio con los medios de comunicación de su partido –a 500 millones por caja fue la propuesta según denunció nada menos que el secretario de finanzas del partido–, o que tratara de salvarle el trasero de un empresario pro PP en una Operación Nochebuena a costa de las cajas andaluzas o que propusiera incluso sacrificar la mejor caja andaluza, Unicaja, para servicio de su partido. "Muerte, Muerte, Muerte" clamarían los ciudadanos amotinados por el PSOE en el graderío del circo andaluz.

Y ahora, abran los ojos. Cambien Javier Arenas por Manuel Chaves, que es el autentico protagonista del cuento, el que ha hecho todas esas cosas y algunas más, y traten de comprender cómo es que, royo tras royo, al final del cuento nuestro vicepresidente tercero está tratando de convertirse en Manolito el Honrado. ¿Lo permitirá el otro Manolito, el Manolito Gafotas? ¿O dado que los finales en la vida real no son tan alucinantes como en los cuentos, pasará de patito feo a patito feísimo bajo el apodo de Manolito Carota? En cualquier caso, es acojonante cómo defienden lo suyo y a los suyos los gerifaltes del PSOE –provistos del mejor cinismo político de Europa–, aunque sus barrabasadas hayan sido de leyenda. Y de nota, cómo no, el pusilánime comportamiento de otros, el PP, a la hora de defender sus valores, sus aliados y sus proyectos. No les pedimos que sean cínicos e inmorales, claro. Les pedimos que sean valientes, que sean íntegros y que tengan c...oraje.

Yo, que también fantaseo con el futuro en las noches de caló, veo claramente el mío: "Es que Pedro es tan radical...". A la sombra con él. Los unos... y los otros. ¿Qué se apuestan? Para patito feo, el menda lerenda y otros cuantos.

Leire es "Más Tía".

Aunque sólo fuese por cristiana compasión, alguien debiera recitar al oído de la señora Pajín aquellos versos que Jaime Gil de Biedma compuso contra sí mismo lúcida resaca mediante: "Podría recordarte que ya no tienes gracia / que tu estilo casual y que tu desenfado / resultan truculentos / cuando se tienen más de treinta años." Y es que la señora Pajín, ajena acaso a la sádica crueldad de focos, cámaras y espejos, persiste, patética, en conducirse como si aún fuera una poligonera adolescente de marcha por la ruta del bakalao perpetuo.

De ahí que no haya manera humana de apartar a la buena mujer de su monocorde caca-culo-pedo-pis, sutil recurso con el que pretende emular al jumento de Calígula en el Senado español. Porque resulta ke a la kolega le molaría cantidá ke la peña que manda fuera más tía, asín habría un buen rollo del kopón y todo sería más chachi; el producto interior dejaría de ser tan bruto, y la renta per cápita podría operarse de cambio seso con cargo a la Seguridad Social. En fin, contemplando a la compañera Leire, ¿qué habría pensado Lev Davídovich Bronstein, Trotsky, el mismo que escribió: "El hombre medio alcanzará bajo el socialismo la talla de un Aristóteles, de un Goethe, de un Marx. Y por encima de estas alturas, nuevas cimas se elevarán"?

Tal vez sea rasgo generacional, pero no deja de causar asombro esa audaz mezcla de maniqueísmo atroz, obscena incultura y gozosa ausencia de sentido del ridículo que retrata al personaje. Tara común, por lo demás, a la corte toda de nuevos dirigentes del PSOE, apparatchiks nacidos a la política profesional durante los estertores últimos del tardofelipismo. A diferencia del grueso de sus mayores, gentes vírgenes ya del menor rastro de experiencia biográfica extramuros de esas siglas. Seres como Pajín, como Iceta, como Madina, como Blanco, como el propio Zapatero, para los que la organización representa, simplemente, su vida.

La única vida que han conocido desde la pubertad, la única que jamás conocerán. Criaturas amantadas casi desde la misma cuna en "las pequeñas y malolientes ortodoxias", como decía Orwell. Sectarios, al fin, sin mácula, en estado químicamente puro. ¿Que quieren examinarla, dicen, de valencianidad? Mejor del Graduado Escolar, tronkos.

viernes, 7 de agosto de 2009

Referendum sobre el gallego.

Le llaman encuesta, pero ha sido todo un referéndum. Les cuento: en las pasadas elecciones gallegas, el líder del partido popular, Alberto Nuñez Feijóo prometió retirar el decreto que obligaba a dar las asignaturas troncales sólo en gallego. Ganó las elecciones, pero el decreto de inmersión parcial en gallego sigue intacto. Sin embargo, promovió una encuesta universal a todos los padres para recoger en qué idioma o idiomas querían que estudiaran sus hijos. El resultado ha sido demoledor para las tesis del anterior gobierno nacionalgalleguista: la mayoría (54,6 % en primaria y el 48,5% en secundaria) quiere estudiar sólo en castellano frente a un 18,3% en primaria y un 27,5% en secundaria que prefiere hacerlo sólo en gallego y un 25,1% en bilingüe. Actualmente, el decreto obliga a estudiar las asignaturas troncales sólo en gallego.

Estos datos demuestran dos evidencias. Primero, que la sociedad civil, articulada a través de asociaciones como Galicia Bilingüe, tenían razón: la sociedad gallega no quiere que le impongan enseñanza sólo en gallego. Cuanto menos. Y, que hablar de lengua propia es una afrenta a la libertad de la mayoría de gallegos: el 59,3% hablan en castellano en casa, frente a un 20,1% que lo hacen en gallego.

Es una pequeña gran revolución. Puede que ahora no se vea su alcance, pero el valor de ejemplo acabará por desenmascarar la estafa lingüística que se está produciendo en Cataluña, el País Vasco y Baleares.

Ahora se entiende por qué en Cataluña el Departamento de Enseñanza del Gobierno nacionalsocialista de la Generalitat ha impedido e impide incluir una casilla en las hojas de inscripción de principio de curso para que los padres puedan marcar en qué idioma quieren que estudien sus hijos. Ni siquiera sentencias firmes como la del 12/12/2008 del Tribunal Supremo, que obliga al Gobierno del Sr. Montilla a incluir dichas casillas, se han cumplido. El miedo a la libertad, el miedo a darse de bruces contra las preferencias de las gentes, les lleva a escamotearles la opción lingüística.

¿Qué razones democráticas esgrimirán ahora los defensores de la inmersión sólo en gallego? Democráticas ninguna, pero razones no les faltarán, todas importadas del catalanismo. Las ecológicas y las de discriminación positiva serán las preferidas. A saber. Los idiomas minoritarios sufren el riesgo de desaparecer ante una lengua impuesta y fuerte como el castellano, por lo que se ha de discriminar positivamente a la lengua minoritaria para que no sea exterminada por la mayoritaria. Dejar a la libertad de los hablantes la elección de la lengua escolar –sostienen– sería primar la fuerte sobre la débil. Para el que no haya reparado, esto es ecologismo lingüístico. Nada resolvería, para estos talibanes de lo propio, el bilingüismo. Según los nacionalistas, la coexistencia de las dos lenguas en todos los ámbitos, incluido el escolar, es condenar a la lengua minoritaria a la segura desaparición. Promocionar el bilingüismo, dicen, sería beneficiar a la que tiene más presencia social. Sus miedos o sus ambiciones totalitarias, como ven, disponen a su antojo de los derechos de todos.

Alguien les tendría que recordar a estos estafadores democráticos que la circunstancia cuantitativa económica, intelectual, creativa, deportiva etc. de los ciudadanos no es razón suficiente para excluirlos de los derechos sociales, políticos y morales. Si tales razones fueran extendibles a otros ámbitos, bien podría el Fútbol Club Español exigir, en nombre de su menor implantación social y deportiva en Cataluña, que todos sus partidos contra el Barça se jugaran en su propio campo. ¿Razones? ¡Muchas! Las ecológicas las primeras: este año pasado por poco baja a segunda división y quién sabe si podría llegar a desaparecer en los próximos 50 años. Es preciso discriminarle positivamente porque si uno y otro club catalán juegan con idénticas reglas y los mismos derechos, el Barça siempre tendrá más socios, más dinero y por tanto, será más importante y conocido en el mundo. Solo falla una nimiedad en el argumento: sin reglas iguales para todos y sin libertad para elegir, la democracia es una quimera.

Galicia se asomó al precipicio nacional y, en el último momento, se echó para atrás. La coalición de socialistas y nacionalistas la llevaba al abismo lingüístico con los ojos tapados. Esta encuesta se los ha abierto. Una legislatura más, y Galicia hubiera llegado al monolingüismo institucional de Cataluña. Por eso, la encuesta realizada a todos los padres no es meramente una encuesta, sino un verdadero referéndum. Una encuesta sólo es una muestra de una parte de la población cuyos resultados se extrapolan a toda ella, mientras que un referéndum implica a la población entera. En este caso, a todos los padres en edad escolar. Y los resultados han sido significativos: ha habido una participación del 75% en Primaria y un 70% en Secundaria.

Esta alta participación es un valor añadido que no han sabido digerir los talibanes galleguistas: el secretario general de CIG, Anxo Louzao, criticó que la encuesta "está pensada exclusivamente para justificar la política lingüística de agresión contra el gallego", y no es más que el "odio que el actual Gobierno está demostrando contra lo que nos identifica como gallegos". A Mesa pola Normalización Lingüística añadió que los resultados son el fruto de una encuesta "fraudulenta y chapucera". ¡Qué alivio que hayan perdido influencia en el Gobierno de la Xunta Gallega estos equilibrados científicos de la realidad!

En esa atmósfera de corrección galleguista, los sindicatos CIG, STEG y UGT valoraron negativamente la baja participación en la encuesta y tacharon los resultados de "ilegítimos", mientras la confederación de APA de centros públicos cree que los datos "no aportan absolutamente nada". Les recomiendo que echen una ojeada a la participación del referéndum sobre el Estatuto de la Autonomía Gallega el 25 de junio de 1979: Sólo lo apoyó el 20,7% de los gallegos con derecho a voto, con una participación del 28,2% de la población. La menor de todos los Estatutos de Autonomía.

Una vez más, la España institucional piensa y actúa a espaldas de la España real de los ciudadanos. Es tarea de nuestro tiempo devolver los parlamentos a la gente corriente.