sábado, 29 de agosto de 2009

Ni Limitada ni Temporal

Uno de los motivos por los que George Bush padre perdió las elecciones frente a Bill Clinton en 1992 fue, probablemente, la subida de impuestos que llevó a cabo dos años después de que hubiese prometido durante la campaña electoral que nunca lo haría.

Es lógico y no cabe esperar otra cosa. El máximo mandatario de un Estado debe gozar de la confianza más o menos implícita de los ciudadanos; en caso contrario, el riesgo de que gobierne en contra de los deseos y de las necesidades de las personas –esto es, el riesgo de que se tiranice– se instala en la vida política. Estados Unidos, una democracia madurada, nunca perdonó a Bush padre que mintiera de manera tan descarada.

En España, sin embargo, estamos más o menos acostumbrados a que nos mientan con el orgullo de los pillos sin que nadie se sorprenda ni tenga intención de reaccionar. Bush padre tuvo al menos la prudencia de esperar dos años desde que prometió no subir impuestos hasta que se decidió a hacerlo. Zapatero apenas ha aguardado unos meses en anunciar subidas impositivas desde que juró que no lo haría: no sólo eleva, pues, el grado de burla contra los españoles, sino que, sobre todo, despeja cualquier duda sobre si nos mitió (es decir, de si era consciente en su momento de que no estaba diciendo la verdad).

Al fin y al cabo, sería explicable –aunque difícilmente justificable– que un político rompa un compromiso adquirido si las circunstancias varían de manera muy drástica. ¿Qué ha cambiado, no obstante, desde que Zapatero prometió que no se subirían otros impuestos? Realmente nada, si acaso –y según el propio Gobierno– desde entonces han comenzado a surgir brotes verdes que deberían haber mejorado las condiciones para no incrementarlos.

Por consiguiente, Zapatero ha vuelto a recurrir a la mentira, cada vez menos disimulada, como vehículo de la política económica: primero, aparentar que no pasa nada; luego, comenzar a lanzar globos sonda para preparar el terreno; y finalmente, devolver a los españoles a la cruda realidad como si nunca se hubiera salido de ella, pero dejando tras de sí el perfume del buenismo y el optimismo antropológico.

Pero si algo nos va a sacar de esta crisis no serán los deseos, sino las decisiones: especialmente las de las familias y empresarios, si es que no se ven entorpecidos por el Gobierno. Y lo cierto es que Zapatero lleva dos años de pasividad en el mejor de los casos –no ha resuelto ninguno de los grandes problemas que padece España y que agravan la crisis– y de alocada actividad en el peor –políticas de estímulo de gasto público que sólo han contribuido a incrementar la deuda pública. Esto es, por acción u omisión, el Gobierno del PSOE ha convertido una recesión, ya muy grave de por sí, en toda una depresión con pocos visos de mejorar.

El último clavo en el ataúd de nuestro aparato productivo viene con este anuncio de una subida "temporal y limitada" de impuestos; un matiz sin significado alguno (ya que una subida ilimitada y permamente sería equivalente a implantar el comunismo) pero que transmite una sensación de prudencia por parte del Ejecutivo.

Sin embargo, por muy limitada y temporal que se diga que va a ser, difícilmente un déficit público como el español, que teminará el año en torno al 10% del PIB, va a poder contrarrestarse con incrementos tributarios poco apreciables. Por ponerlo en perspectiva, un 10% del PIB son 100.000 millones de euros y la recaudación de IRPF en 2008 fue de 70.000 millones. Por consiguiente, necesitaríamos incrementar la recaudación del impuesto de la renta más de un 100% para eliminar nuestro galopante déficit público si es que el Gobierno no se decide a recortar drásticamente el gasto.

En definitiva, la hipócrita trayectoria de Zapatero, unida a la dramática realidad, bien parece sugerir que estamos ante un nuevo embuste socialista cuando se nos insinúa que el aumento de las cargas públicas no será muy sustancial. Pero entonces, si es verdad que finalmente Zapatero sólo incrementa los impuestos de manera moderada y no consigue equilibrar el presupuesto reduciendo el gasto, tengamos presente que el déficit público restante supondrá impuestos más elevados en el futuro, con lo que la subida tendría poco de temporal. En cualquier caso, pues, el presidente del Gobierno recurre a la mentira para esconderse de la realidad.

Quienes, por desgracia, no podremos refugiarnos de la cada vez mayor voracidad del Ejecutivo y de la crisis agravada por él seremos el resto de los españoles. Puede que el engaño suene como música celestial para muchos, pero tendrán que apechugar con las consecuencias de ese irracional apego a un mundo de fantasía.

Robo y Crimen para el 2010

El arte de gobernar generalmente consiste en despojar de la mayor cantidad posible de dinero a una clase de ciudadanos para transferirla a otra.
Voltaire (S. XVIII)

En épocas de crisis y en todos los tiempos y lugares siempre ocurre lo mismo; aumenta el crimen. No nos referimos a la pequeña delincuencia del carterista, estafador o timador. Hacemos referencia al crimen a gran escala, al que arrasa con grupos enteros de todas las creencias, clases y estilos de vida. El crimen que significa el Gobierno omnipotente con su espiral de robo masivo (impuestos) y su cruzada criminal contra la libertad individual.

Los socialistas ya han lanzado varios globos sonda y no saben cómo decirlo. Que si contienen el sueldo de los funcionarios, que si suben impuestos a los ricos, que ahorrarán más. No tenga duda, desde el inicio de la crisis que se ve venir. Con un déficit esperado del 10% para el año que viene, una deuda que no para y con un Gobierno que gasta el doble de lo que ingresa, la subida de impuestos directos, indirectos y a todos los estratos sociales es irremediable.

Los ricos ya están preparando las maletas, los autónomos ven venir una debacle, la gente corriente (incluso en palabras del propio Gobierno) está aterrada con el aumento del desempleo que se producirá en el último trimestre de año. Mientras algunos países dan señales de repunte económico, España se sume en un profundo agujero negro. La gente va menos de vacaciones, los autónomos y las empresas cierran, aprueban EREs como nunca –Nissan ya lo hizo en julio y ahora se plantea otro–, la gente está más tensa, nerviosa y preocupada que nunca. ¿Cómo ayuda el Gobierno a la situación? Aumentando impuestos y obligando a las empresas a cerrar con absurdas leyes (ecológicas, sobre el tabaco, con trámites burocráticos...). En el peor momento, los altos burócratas sacan la pistola al ciudadano y le dicen: "la bolsa o la vida. Es por tu bien insensato". El Estado, el único ladrón que se auto-legitima en lugar de avergonzarse de sus crímenes. El botín será para regalárselo a bancos, concesionarios, empresas del Plan E, lobbies y grupos de presión sociales, como sindicatos, actores y países donde gobiernan tiranos de todo tipo.

Cuando Blanco o Salgado dicen que todos nos hemos de apretar el cinturón, se refiere sólo a los españoles de la calle. Vean como "ahorra" e "invierte" el Gobierno. Van a gastarse cuatro millones de euros en un centro temático dedicado al lobo. Más de 67 millones de euros para hacer 58 películas (que probablemente no se lleguen ni a estrenar). 100 millones de euros (entre Portugal, España y la UE) para un centro de nanotecnología que, como siempre, no va a servir de nada ya que nace de la planificación central. Trece millones de euros para un aparcamiento en el Congreso. Cinco millones de euros para lanzar una cápsula a Marte –el típico gasto propagandístico que justifica dejar cada día a miles de personas en la calle. Un museo –al que no irá nadie, por eso lo hace el Gobierno– que nos costará dos millones de euros (la DGT con el pastón que se saca con sus radares también dará un millón de euros a una obra de teatro). 500 millones de euros para programas de nutrición infantil en el extranjero. Ahora los socialistas son más solidarios con los países foráneos que con aquel que le elige y paga sus caprichos. ¿Tenemos garantías que ese dinero tendrá el fin que el Gobierno dice en lugar de acabar en manos corruptos empresarios o políticos? Este dinero iría muy bien a los 500 autónomos que cierran al día. Trabajo, sin fondos para el subsidio de desempleo, gastará más de medio millón en una sola conferencia. Sin nombrar los 15.000 euros mensuales de la "progre" Leire Pajín.

Es curioso fijarse como desde la época de Voltaire –la cita que abre el artículo– las cosas no han cambiado. El Gobierno aplica la extorsión sobre unos –la mayoría– para quedárselo en mutuo beneficio y repartir el resto del botín saqueado entre sus camaradas.

El peligro adicional de este camino, el del Gobierno saqueador y omnipotente, es que no sólo nos despoja de nuestro dinero y trabajo, sino también de nuestra libertad, voluntad y capacidad de elección. Negar la libertad, es un crimen también. Con la nueva ley del tabaco cerrarán 5.000 bares (algo similar ha ocurrido en Reino Unido ya). No sólo es economía, nos dicen qué hemos de hacer en todo. Somos niños para ellos. El rebaño. Sus esclavos. Lo que nos deja perplejos es ver cómo aquellos que se dedican al negocio más antimoral, degenerado y partidista, la política, nos dan lecciones de "civismo" y comportamiento mediante el uso de la fuerza, de la ley. También de economía aún cuando la mayoría de los alcaldes y concejales de España no tienen ni la EGB. Estamos siendo gobernados por los tontos de la clase.

Las crisis son periodos donde la guerra del hombre libre contra el Estado se recrudece. El s. XX ha sido una muestra espantosa de esta lucha. Recordemos al gran Henry D. Thoreau: "La desobediencia es la auténtica fundadora de la libertad. Los complacientes merecen ser esclavos". Recuérdela bien y reflexione sobre ella para no arrepentirse después. Ya empieza a ser demasiado tarde para una reacción.

jueves, 27 de agosto de 2009

Cataluña y Madrid : No es Coincidencia...

El régimen de las autonomías español, con todos los problemas e inconvenientes que pueda tener, sirve al menos de campo de pruebas económico para ver qué sistemas y regulaciones funcionan y cuáles no; qué modelos sociales permiten generar riqueza de manera sostenible a largo plazo y cuáles tienden a destruirla y a sepultarla.

La cuestión tiene su importancia, ya que puede servir de ejemplo para que los ciudadanos sin una clara inclinación ideológica y que están más bien preocupados por mejorar su nivel de vida, voten a aquellos políticos que les ofrezcan reformas en el sentido adecuado. Un asunto que si ya resulta fundamental en condiciones normales, en medio de la crisis más severa desde la década de los 30 puede marcar la diferencia entre el bienestar y la pobreza para muchas familias españolas.

Pues bien, atendiendo a los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA), el modelo económico más abierto y más orientado hacia el liberalismo de entre las distintas comunidades españolas, el de la Comunidad de Madrid, es el que menos empleo destruye frente a uno de los modelos más cerrados e intervencionistas de España, el de Cataluña, que es el que más puestos de trabajo pierde.

Desde luego no se trata de una casualidad. La ciencia económica desde Adam Smith –e incluso antes, con nuestra Escuela de Salamanca– ya era consciente de que las sociedades más libres y abiertas son las que más riqueza y prosperidad crean. En este sentido, no es sorprendente que Madrid –por mucho que les moleste a los sindicatos, partidarios de una intensa regulación de la vida de las familias y de las empresas– sea una de las que mejor paradas salga en las estadísticas laborales y Cataluña una de las peores.

Y es que si, por ejemplo, acudimos al Índice de Libertad Económica en las Comunidades Autónomas, elaborado por la Universidad Complutense de Madrid bajo la dirección del profesor Francisco Cabrillo, podremos comprobar que Madrid es la región española con una menor incidencia de las regulaciones administrativas, mientras que Cataluña es una de las que más las padecen; conclusiones análogas a las que podríamos extraer si miráramos el índice de dimensión del sector público donde, de nuevo, la de Madrid aparece como la comunidad más austera de España.

Sin embargo, cometeríamos un error si creyéramos que los obstáculos económicos y sociales explícitos a la movibilidad de personas y capitales que observamos en Cataluña y en Madrid son los únicos relevantes a la hora de explicar sus diferencias. Cataluña lleva más de 30 años gobernada por un grupo de políticos nacionalistas de distintos partidos obsesionados por segregarse, diferenciarse y distanciarse del resto de los españoles; una casta política que mira al resto de regiones con desconfianza y desprecio, que trata de dificultar la convivencia y la libertad individual con todo tipo de artificiales barreras lingüísticas y culturales y que está convencida de que la causa de su estancamiento no es el progresivo deterioro de las libertades, sino una especie de conspiración española para atracar a Cataluña.

En cambio, en Madrid todas estas discusiones simplemente carecen de sentido. Sus políticos no han intentado cerrar la comunidad al resto de España y desde la llegada de Esperanza Aguirre, se han seguido un conjunto de políticas favorables a respetar la libertad de sus ciudadanos y de sus empresas.

Al final, los distintos modelos políticos marcan la diferencia en asuntos tan vitales como el nivel de desempleo. No es que éste sea el motivo esencial para preferir una sociedad más libre y menos intervenida como la madrileña frene a otra mucho más sometida al poder político como la catalana. Pero ya dijo Karl Popper que el hecho de que libertad y riqueza fueran de la mano era una muy feliz coincidencia.

Carod y los Lilas de Madrid

En ese pequeño teatro de guiñol en que ha devenido la política rebajada a espectáculo para el consumo de masas, a Carod Rovira le ha tocado interpretar el papel del hombre del saco, el del malo malísimo que se come crudos a los niños. Algo así como una variante mediterránea del Chupacabras llamada a servir de alcaloide a tanta reencarnación de Roberto Alcázar y Pedrín como prolifera en cierto periodismo patriotero de la Villa y Corte. Ése al que le duele España a la altura de la entrepierna si la Cataluña oficial se sueña soberana, pero que, al tiempo, contempla silente a Javier Arenas travestido de "realidad nacional andaluza", cuando no da en aplaudir eufórico viendo a Camps enfundado en su cláusula ídem. Curioso españolismo asimétrico que, por lo demás, a nadie aquí parece inquietar.

Así las cosas, con pulcra, meritoria profesionalidad, y escoltado para la ocasión por los hermanos Maragall –alucinado el uno, alucinante el otro–, Carod se ha prestado a representar de nuevo la comedia bufa que tiene por oficio. Pues, igual que los célebres desnudos de María José Cantudo durante la Transición, lo suyo lo exige el guión. De hecho, el hombre viene obligado a espantar con pautada periodicidad el gallinero hispano gracias a sus muy medidas atrocidades retóricas. Calculadas espoletas semánticas que, luego, ya en el fragor de réplicas, aspavientos y miasmas, harán pasar por procedentes las secuelas no menos macarras que nos tengan reservadas sus iguales del PSC, que es de lo que en verdad se trata.

Ésas son las reglas del juego, y como nunca faltará algún tonto en Madrid que envista furioso al primer trapo, ésas seguirán siendo mientras dure la broma. De ahí que, tras las últimas baladronadas de Carod & Cía, nadie haya reparado en el llamamiento expreso a la desobediencia institucional que ha protagonizado la portavoz socialista en el Parlament de Cataluña, cierta Carme Figueras. El uso preceptivo del catalán no será modificado "diga lo que diga" el Tribunal Constitucional, ha sentenciado por su cuenta y riesgo la interfecta. Precisa, expresa, clara amenaza de insubordinación golpista que ni Montilla, ni su segundo, Pepe Zaragoza, que por cierto resulta ser marido de la doña, han querido desautorizar. Es sabido: unos cardan la lana...

miércoles, 26 de agosto de 2009

Corbacho,Pepiño y Cia.

"La crisis actual tiene un primer origen indiscutible, que es la avaricia financiera", acaba de sentenciar Celestino Corbacho, el mismo Corbacho, a la sazón ex presidente de la Diputación de Barcelona, que colocó al célebre estoico Narcís Serra de supremo baranda en la hoy moribunda Caixa Catalunya. Ya tenemos aquí, pues, al Pancho Villa de Hospitalet que junto al Emiliano Zapata de Lugo, el inefable Blanco, meterá en vereda a los ricachones que esplotan a los humildes. Únicamente resta que aparezcan en escena Juan Guerra y El Patillas, y ya habremos completado el viaje de vuelta a la España de charanga populista y pandereta ágrafa del peor felipismo, cuando el trinque de Rumasa iba a ser p´al pueblo y la única política económica posible, aquélla que logró coronar un 23 por ciento de desempleo crónico.

Como entonces, también ahora la praxis socialista consiste en hacer justo lo contrario de cuanto se predica. Y si el PP no fuera un partido de señoritas, sólo presto a dar grititos de pánico cada vez que aparece un ratón en la lontananza, mantendría al Ejecutivo contra las cuerdas por la muy plebeya sumisión a la banca de Zapatero. Pues lo más obsceno del caso no es que el sector financiero ingrese 218 euros del Erario por cada euro que reciben los parados sin subsidio. Lo en verdad impúdico es que Corbacho, Pepiño & Cía, temibles bolcheviques de campo y playa, se hayan compinchado a fin de transferir esos ciento cuarenta mil millones a bancos y cajas de ahorros gratis et amore.

Gratis et amore. Algo inaudito que ni se le pasaría por la cabeza a la fracasada Merkel, una democristiana que no suelta un céntimo de los contribuyentes si no es a cambio de acciones, la correspondiente representación en los consejos de administración y estrictos límites a los sueldos de los directivos, amén de la prohibición de repartir dividendos. Al igual, por cierto, que han hecho en Holanda y el Reino Unido, países que tampoco están gobernados por partidos trotskistas precisamente. Al cabo, la embelesada solidaridad del PSOE con los multimillonarios sólo posee un equivalente en el mundo occidental: el Plan de Rescate de... Bush. Y los otros, temblando de miedo con los ratoncitos: "¡Ay, ay, ay, que nos acosan!".

lunes, 24 de agosto de 2009

El Fin del Estado.

En la mayor parte de los países europeos Carod Rovira carecería de representación parlamentaria. Aquí, con un puñado de votos, se ha convertido en el eje de la política de Cataluña y, por la necesidad zapatética de los escaños catalanes, en condicionante de la entera política española.

Las serpientes del rumor deslizan ya una actitud del Tribunal Constitucional hostil a algunos artículos claves del Estatuto que Zapatero concedió a los nacionalistas catalanes. Demostrando su profundo respeto por el Estado de Derecho, Carod Rovira se ha quitado la corona de espinas que le regaló Maragall y propugna una manifestación para coaccionar en la calle a los magistrados del Tribunal Constitucional. Además ha anunciado que si la sentencia del alto organismo judicial no responde a sus criterios, no la cumplirán.

Hasta aquí nos ha conducido la ligereza y las ocurrencias de José Luis Rodríguez Zapatero. Su socio en el tripartito catalán se permite desafiar públicamente al Estado de Derecho. El retraso, puramente político, en la decisión del Tribunal Constitucional, no ha hecho otra cosa que enturbiar la situación. Se puede dar la circunstancia de que algunos artículos del Estatuto que se consideren anticonstitucionales se han puesto ya en marcha.

El escándalo está servido. La crispación también. Ni el 5% de los catalanes, según una macroencuesta rigurosa, estaban interesados en la reforma del Estatuto. Después de dos años de parafernalia publicitaria ni el 50% acudió a las urnas. El asunto sólo interesaba a un sector de la clase política catalana que quiere mandar más. Y a Rodríguez Zapatero para conceder una merced y recibir a cambio el apoyo de los escaños nacionalistas.

Mitos y Demagogia Sobre la Sanidad Norteamericana.

En América hay 45 millones de personas sin seguro médico (el 15% de la población), un dato que los partidarios de una sanidad pública que garantice cobertura universal blanden incesantemente para atraer apoyos a su causa. Pero si sometemos a examen esa cifra, veremos como la situación es mucho menos grave de lo que parece.

  1. Una cuarta parte de los no-asegurados son inmigrantes sin nacionalidad americana. Los hispanos son los que están menos asegurados. Como dice Tyler Cowen, ofrecer sanidad pública a estos inmigrantes (muchos de ellos recientes) puede conducir a presiones fiscales para limitar la inmigración, lo que repercutiría negativamente en la salud de otros potenciales inmigrantes. La libertad de inmigración, que sin duda beneficia a los inmigrantes, no es totalmente compatible con la prestación de servicios públicos para todos. Por otro lado, muchos inmigrantes prefieren enviar remesas a sus familiares en el extranjero (con más problemas de salud) que contratar seguro médico.
  2. Una fracción importante de los no-asegurados solo carece de seguro una parte del año (mientras está sin trabajo). De acuerdo con la CBO, los que carecen de seguro durante todo el año son entre 21 y 31 millones.
  3. 15 millones de no-asegurados tienen ingresos superiores a 50.000 dólares al año, lo que significa que pueden contratar perfectamente un seguro médico pero no lo hacen porque no quieren. El grupo de no-asegurados que más está creciendo en los últimos años tiene unos ingresos superiores a los 75.000 dólares.
  4. Solo hay 686.000 personas mayores de 65 años que no están cubiertas. 18 millones tienen entre 18 y 34 años, una edad en la que es poco probable enfermar y que explicaría por qué muchos de ellos eligen no contratar seguro médico.
  5. Numerosos no-asegurados son estudiantes universitarios que dependen de sus padres o están cubiertos por las pólizas de sus padres. Una estimación sugiere que uno de cada siete estudiantes universitarios carece de seguro, pero cuesta creer que no cuentan con otros recursos.
  6. Un 25% de los 45 millones puede acceder a los programas estatales existentes como Medicaid o el State Children's Health Insurance Plan, pero no se ha suscrito.
  7. Los que no están asegurados durante todo el año también reciben abundantes servicios médicos. En concreto reciben la mitad de atención sanitaria en valor monetario que los que sí están asegurados (en 2001 las personas no-aseguradas recibieron 35 billones de dólares en tratamientos médicos). Como alternativa última siempre pueden acudir a una sala de emergencia y pedir asistencia (contra el mito de que en Estados Unidos te dejan morir a la puerta de un hospital si no tienes seguro).